Hay que ver la de veces que se me ha cruzado esta receta de pan irlandés... Al final lo he hecho y, sin ser comparable a los panes caseros "de pata negra" de los que ya os he hablado y con los que sigo jugando (consultad el enlace de panes que tenéis a vuestra derecha ;D), la verdad es que lo que sale de esta receta que hoy os cuento es un pan interesante. Rústico y recio, nada suave, pero interesante. Quiero probar a tunearlo con añadidos igual de recios (pasas, nueces...) y con más proporción de harinas sin tratar (espelta, centeno...). Pero de momento esta versión libre del pan de soda irlandés me parece una opción buena para hacer algo relativamente rápido y casero. Y desde luego para perderle el respeto a preparar pan en casa, que al final es de lo que se trata ;)
La clave creo yo es el tiempo, pero esta vez en cuanto a la rapidez y no a la paciencia. Me explico. La mayor parte de las (buenas) recetas de pan se basan en los levados lentos y, en general, en no tener prisa. En este caso no hay levadura de la de verdad ni tiempos de fermentación, porque el "impulso" a la masa se lo da la mezcla del bicarbonato sódico (también se pueden usar los sobres de polvos tipo Royal, a la que solemos llamar alegremente "levadura" pero que en realidad no lo son) con un líquido ácido (el suero de leche o buttermilk, que podéis encontrar ya hecho o mejor preparar en casa en algo menos de 15 minutos, como os cuento luego). Esta mezcla, que es la que "impulsa" o hace "subir" la masa, hay que dejarla para el final. Así que lo suyo es preparar los ingredientes secos por un lado, mezclarlos bien, y solo luego empezar a añadir los líquidos dejando el suero de leche para el final.
Hay distintas versiones de esta tradicional receta irlandesa; os cuento la mía que, como siempre, no será (seguro) la más ortodoxa pero que a mí me gusta ;) Los sólidos son, por un lado, 500 grs. de harina. Suelo combinar la de trigo normal y corriente (300 grs.) con la integral (200 grs.); a ser posible, las dos deben ser buenas porque esto, como siempre, marca la diferencia: una harina en condiciones (ecológica, molida a la piedra...) es solo un poco más cara pero el resultado no tiene nada que ver. El resto de los sólidos son 1 cucharada sopera de sal marina, otra de algo dulce (yo he usado azúcar moscovado, pero vale otro tipo de azúcar -mejor si es morena de caña- o miel) y otra de bicarbonato sódico; yo además añado (como cada vez que puedo) un puñado generoso de semillas de lino, pero no es imprescindible (aunque vosotros os lo perdéis).
Estos sólidos se mezclan bien, se hace un hueco en medio, y se van añadiendo los líquidos: 40 grs. de grasa (la receta original irlandesa lleva otras cosas -muy respetables- pero yo, obviamente, añado un buen chorreón de aceite de oliva virgen extra) y 340 ml. de suero de leche o buttermilk. Se puede encontrar ya hecho pero creo que no merece la pena, porque prepararlo es tan complicado como mezclar 300 ml. de leche con 40 ml. de zumo de limón (u otro ácido, por ejemplo vinagre) y dejarlo reposar 10-15 minutos para que se corte la leche. Una vez unidos los líquidos y los sólidos no hacer falta amasar, basta con combinar bien y con energía todos los ingredientes dentro de un cuenco con una cuchara, hasta que estén integrados. Depende de la calidad de las harinas (y sobre todo de la proporción de la integral, que suele pedir más líquido) pero, con estas cantidades, muy probablemente os quedará lo que en teoría tiene que quedar (y podéis ver en cualquier vistazo rápido en youtube). Pero no puedo evitar el ramalazo y la tendencia a las masas húmedas antes de meterlas en el horno, porque las asocio a una miga esponjosa y rica, así que a lo anterior suelo añadirle algo de agua (no sé, un chorreón, quizá 40-50 ml., pero depende) hasta que todo esté compacto pero un poco pegajoso).
Quizá porque le doy ese toque de masa húmeda no cuezo este pan como suele ser habitual (una bola sin recipiente, que se acaba convirtiendo en una hogaza la mar de mona) sino dentro de un molde rectangular, de esos de plumcake, para que aguante bien la subida.
Este pan suele estar listo tras 30 minutos de horno a 200º, entonces me gusta sacarlo del molde, colocarlo del revés, y dejarlo otra vez dentro del horno ya apagado para que la base se haga un poco más. Luego debe reposar como siempre en una rejilla hasta que está frío.
Que quede claro: NO ES comparable a un pan casero de los buenos, pero... queda de lujo tostado con un buen aceite, o una buena mantequilla (qué ricas las portuguesas...), o con un paté en condiciones, o con una sobrasada de las de verdad, o con zurrapa de lomo de la que se hacen en las sierras de mi tierra (ya sé que no es muy recomendable según los puristas, pero es que... está tan rica!!!), o con un queso noble, o... Es perfecto para sorprender gratamente a los invitados cuando queráis ofrecer alguna de estas cosas (u otras que se os ocurran) para untar... ¡Ya me contareis!
Ya he visto esta receta en varios blogs, creo que es una señal de que tengo que probarla. Me la apunto.
ResponderEliminarUn saludo :)
reposteriatximeleta.blogspot.com.es
Cuando veo el pan tan rico como este, es cuando me entran ganas de ponerme con las masas y aprender a hacerlas bien. Me lo comería solo y me encantaría.
ResponderEliminarBss
Yo me enganché a este pan desde que lo hice la primera vez, es tan fácil! Y está tan rico! Y me apunto a todo lo que has dicho! Sobrasada, zurrapa, queso... Se me hace la boca agua!
ResponderEliminarOtra panarra! la verdad es que me tengo que animar! sobre todo con los de semilla caseros porque me gustan un montón! un abrazo
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