martes, 29 de noviembre de 2011

Sopa de ajo

Esta delicia es muy sencilla de hacer y entra especialmente bien los días de frío, en los que hace falta un reconstituyente que encaje el cuerpo y lo deje del derecho... esos días, lo suyo es hacerse una sopa de ajo y dejar que la alquimia de la cocina y la naturaleza hagan su trabajo :) Lo recomendable es usar como base un caldo de pollo suave y casero, como he hecho yo hoy, pero os confieso que, cuando no hay, el resultado usando los caldos que venden en tetrabrick es mucho más que aceptable. Así (con caldo de bote) me enseño de hecho esta receta Isabel Mendoza, a la que nunca se lo agradeceré bastante.

Sólo tenemos que laminar bastantes dientes de ajo (como 4 ó 5 -gordos- por litro de sopa, yo añado incluso más, pero es que a mí el ajo me gusta mucho...) y sofreírlos muy poco en un fondo generoso de aceite de oliva. Cuidado con este paso, ya sabéis que el ajo se arrebata enseguida. Antes de que eso pase (de hecho, con el ajo aún blanco) se añade pan cortado en láminas todo lo finas que podáis, lo recomendable es que tenga uno o dos días, así se corta mejor y, de paso, aprovechamos restos. Sofreíd sin compasión el pan con el ajo, que se desmenuce el primero, que pille bien el aroma y el sabor del ajo y el aceite de oliva, que se quede bien tostado, casi-casi como para unas migas. Cuando el pan y el ajo estén listos añadimos un buen pimentón de la Vera, damos un par de vueltas (pero sólo un par, como se os arrebate el pimentón... adiós sopa) y agregamos el caldo de pollo, rectifinado de sal (eso dependerá, claro, del caldo) y añadimos un pelín de pimienta negra recién molida y un toque de perejil fresco picado. Hay que dejar cocer esto un rato, para que se integren bien los sabores, y rematar el asunto incorporando uno o dos huevos (por litro de sopa) batidos, removiendo con firmeza al añadirlos para que se cuajen en la sopa muy bien desmenuzados. 

Y listo. Una sopa sencilla, sabrosa y que, os lo aseguro, recompone el cuerpo. ¡Que aproveche!

2 comentarios:

  1. Pues confieso que ha sido no hace mucho la primera vez que probé una sopa de ajo. Siempre recuerdo a mi abuela haciéndole casi todas las noches esta sopa a mi abuelo, yo escuchaba "ajo" y me daban escalofríos (con lo que me gusta ahora) y eso que no sabe tanto a ajo.
    También es muy típico semanasantero zamorano, para entrar en calor tras una larga noche "procesionando"-

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  2. Que buena pinta, ahora con el frio que empieza a hacer viene genial tener recetas a mano de éste nivel. mil gracias.
    Saludos

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