Con muy pocas variantes, esta receta proviene de unas croquetas que me dió a probar y a disfrutar hace tiempo mi amiga Susana Orta que, a su vez, las aprendió de su madre o de su suegra; de este detalle no me acuerdo muy bien, ya se lo preguntaré. El caso es que estas croquetas están muy ricas y aunque (como todas) son un poco laboriosas de hacer, merece la pena darse ese trabajo porque el resultado no tiene nada que ver con lo que nos venden por ahí y, además, como admiten tan bien el congelador, cuando te pones a ello estás resolviendo comida para unas cuantas veces. Ya os he contado otras veces cómo hago las croquetas y cómo las lío, así que voy a resumir la historia mucho.
La base de estas deliciosas croquetas es un refrito de puerro y pimiento rojo, cortados en burunoise y rehogados en una mezcla de mantequilla y aceite, al que se le añaden cuando sea conveniente espinacas congeladas y picadas, sal, un punto de comino, otro de pimienta negra recién molida, y algo de nuez moscada.
Después de marearlo todo se incorpora harina (más o menos la misma cantidad -a ojo- que del refrito anterior); cuando ésta se haya tostado un poco empezamos a añadir poco a poco leche y a mezclarlo todo (como siempre, mientras más movamos y movamos y movamos, mejor), hasta que la masa tenga la consistencia adecuada.
Apartamos esta masa a un recipiente ancho y le añadimos un huevo crudo que mezclaremos muy bien, dejamos que enfríe y, tras unas horas de nevera, liamos las croquetas y las pasamos por pan rallado. Luego o bien se congelan o bien se fríen, en abundante aceite muy caliente y.... a disfrutar!!!! Una delicia, que además viene bien para que los peques (y algún que otro adulto) tomen un poco de verdura sin darse cuenta ;)
Después de marearlo todo se incorpora harina (más o menos la misma cantidad -a ojo- que del refrito anterior); cuando ésta se haya tostado un poco empezamos a añadir poco a poco leche y a mezclarlo todo (como siempre, mientras más movamos y movamos y movamos, mejor), hasta que la masa tenga la consistencia adecuada.
Apartamos esta masa a un recipiente ancho y le añadimos un huevo crudo que mezclaremos muy bien, dejamos que enfríe y, tras unas horas de nevera, liamos las croquetas y las pasamos por pan rallado. Luego o bien se congelan o bien se fríen, en abundante aceite muy caliente y.... a disfrutar!!!! Una delicia, que además viene bien para que los peques (y algún que otro adulto) tomen un poco de verdura sin darse cuenta ;)
Me llevo las croquetas, porque las espinacas en casa nos encantan con bechamel...por lo tanto estas croquetas superan a las espinacas nuestras con toda seguridad...Ademas Triana también le gusta...Asi que un acierto!!!
ResponderEliminarBesos
Me encanta el color tan bonito del relleno, por favor me pido dos
ResponderEliminarmil besosssss
Vaya un colorido, y que originales.
ResponderEliminarCreo que esta croquetas, van a dar el cante en cualquier cocina, asi que me las llevo y seguro, sorprendere...
Besitos
mmmh!! esto es un pecado para los que adoramos las croquetas, y que por "suerte" no me dan tanta envidia porque tengo croquetas para cenar :), aunque seguro que no son tan ricas como estas......., sí, me dan envidia.... :P
ResponderEliminarBuenas tardes Susana. Que croquetas mas sanas y ricas que nos has preparado. Te han quedado con una pinta muy jugosa y rica.
ResponderEliminarUn saludo Paco
Conforme leía la receta se me hacía agua la boca..uhmmm, me chiflan, las hago seguro!
ResponderEliminarAdemás hacemos las croquetas de la misma forma, sofriendo bien el ingrediente principal.
Besos
Susana por Dios con lo que nos gustan unas croquetas bien hechas... vaya pinta...
ResponderEliminarTengo un hambreeee al ver esa maravilla de croquetas!! Impresionante la verdad, te han quedado genial, ojalá pudiera saborearlas, jajaja.
ResponderEliminarUn saludo!
A todos: me alegra que os gusten estas croquetas, y no os preocupéis, que os mando unas cuantas por e-mail... ;)
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