sábado, 7 de mayo de 2011

Chocolat

De nuevo la gastronomía, en este caso la repostería, como magnífica metáfora de tantas y tantas cosas. Esta película es un delicioso cuento, en el que la protagonista (Vivianne, una madre soltera) viaja constantemente con su hija (Annouk) de pueblo en pueblo, sin poder echar raíces en ningún sitio. A donde llega monta su chocolatería, desde la que cura males del alma y regala delicias en forma de recetas mayas ancestrales con chocolate (¡y guindilla!) hasta que, con el viento del Norte, se siente obligada a marcharse. En estas se planta en un pueblo pequeño, cerrado y volcado en sus propias miserias. Como en todo buen cuento allí tenemos al lobo malo (el conde-alcalde del pueblo, defensor estricto de la moral), que se enfrenta a ella porque no admite (pero a la vez envidia) su libertad, su decisión de  abrir la chocolatería en plena cuaresma y, sobre todo, los placeres que circulan a través de sus bombones y sus tazas de chocolate. En este cuento también tenemos al príncipe (ese Johnny Deep...) y a las hadas buenas (magníficas Judi Dench y Lena Olin), y desde luego la lucha entre el bien (el placer y la generosidad a través del chocolate) y el mal (lo agradable y gozoso es malo). Magistral la escena en la que el conde se relaja en el escaparate de la chocolateria y amanece envuelto en dulce, y sobre todo el sermón final desde el púlpito del cura jovencito cuando finalmente lo dejan hablar sin guión,  un estupendo resumen de lo esencial de esta historia: un magnífico alegato en contra de la intolerancia. La película es dulce (nunca mejor dicho), y te deja con una sonrisa.

2 comentarios:

  1. A mi me gustó la peli.
    Además creia estar oliendo a chocolate.
    Besos

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  2. Yo la ví en casa y, a la mitad, me comí una chocolatina! ;)

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