Si me dan a elegir (y si no también) sin duda prefiero el pescado a la carne. Vamos, sin dudarlo. Pero dentro del pescado no sabría por cual decidirme aunque, también sin duda, el bacalao no estaría entre mis elegidos. Ya sé que tiene muy buena prensa y que se prepara de miles de maneras muy apetecibles (especialmente, los portugueses se llevan la palma creo yo), pero... que queréis que os diga, yo no flipo con el bacalao y sí flipo (y mucho) con otros pescados. Me da incluso coraje cuando algún forofo perdido habla del bacalao con los ojos en blanco y alucinando, principalmente porque me corroe la envidia por no sentir algo parecido. Todo esto no quita para que, (muy) de vez en cuando, me dé por cocinar bacalao; como más me gusta es en revuelto con patatas y culantro, el famoso bacalao à bràs portugues; hoy os traigo otra variante que también me mola, y que hice hace poco en casa de un buen amigo con ocasión de una visita al Algarve con otros buenos amigos (tengo suerte), de la que me traje lo más grande y, entre otras cosas, unas estupendas piezas de bacalao salado.
Necesitamos unos buenos lomos de bacalao, ya sean frescos o salados, en el segundo caso la cosa empieza por desalarlos. Yo me he fiado de las indicaciones del señor que me los vendió (en una tienda pequeñita en el lateral del mercado de abastos de Vila Real de Santo António), y he tenido el pescado dentro de una fiambrera y en la nevera 36 horas en agua, cambiándola cada 6 horas (más o menos). Ha quedado así:
He preparado una buena tanda de cebolla, pimiento verde y rojo en trozos no demasiado pequeños, porque es agradable encontrarlos como base de verdura a modo de guarnición de este plato:
He puesto a sofreír la verdura a fuego medio en una cacerola amplia, con muy poca sal y algo de pimienta negra recién molida. La cebolla y los pimientos se han estado pochando hasta quedar blanditos y agradables pero aún enteros:
En otra sartén he sofrito, esta vez a fuego (es un decir... inducción) vivo, unas láminas de ajo; le van genial a los pescados en general y al bacalao en particular. Una vez apartados, en esa misma sartén y en ese mismo aceite (con aroma a ajo) he marcado ligeramente los lomos de bacalao por la parte que no tiene piel, luego los he colocado en la otra cacerola sobre la base de pimientos y beolla, con la piel hacia abajo. Luego he colocado encima las láminas de ajo y lo he dejado hacer chup-chup, despacio, un ratito (depende del grosor de los lomos, pero mejor quedarse corto que pasarse). Aquí es donde se ve la calidad del bacalao; si es bueno, quedarán unas lascas muy visibles que os darán la pista de que está hecho (fijaos en la primera foto de la receta, se ven bien) y hay que apagarlo.
Me gusta emplatar esta receta colocando la fritada sobre los lomos, para que , después de mezclarse con el ajito, dejen caer toda su sustancia sobre las las lascas del bacalao... Luego toca mojar pan y acompañar esta receta con un buen vino blanco, a ser posible un vinho verde... Y a añorar el bien tiempo y el verano, que para mí es sinónimo de ir un día sí y otro también a Portugal :)
Has preparado el bacalao en una receta deliciosa, a mi me encanta cocinado así.
ResponderEliminarUn beso.
Me encanta el bacalao Susana, de esta forma queda muy sabroro, sin duda para repetir.
ResponderEliminarBesines
Me encanta el bacalao Susana, de esta forma queda muy sabroro, sin duda para repetir.
ResponderEliminarBesines
Por favor!!!! que pinta más buenissssima. Besos
ResponderEliminarYo sí soy de los que flipan con el bacalao (aunque con la carne también) pero es que esas fritadas de cebolla y pimientos hace que hasta me plantee hacerme vegetariano!
ResponderEliminaryo la verdad es que flipo con casi todo. Ainss es que me encanta comer jejeje. esta propuesta es genial, bien sana y fácil de hacer. Bss
ResponderEliminarEncantado con la receta, con las fotos y con mis amistades cocinillas de las que siempre aprendo; la receta del bacalao à bràs con las patatas en bolsas la he practicado ya varias veces, y es que a mí sí "me flipa" (creo que es herencia de mi madre)
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