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sábado, 21 de junio de 2014

Pastel de soja

Sigo dale que te dale experimentando con recetas a base de productos con fitoestrógenos, para engañar a mi cuerpo y que el pobre se crea que todo sigue igual que siempre ;) De todas las pruebas que he hecho hasta ahora una de las que más me convence es jugar con el falso ragú de soja texturizada, porque está realmente rico y permite hacer muchas cosas: pasta, rellenar verduras, o hacer el delicioso pastel de carne que os cuento hoy. He hecho el ragú como ya os he contado pero con algo menos de tomate (porque la idea es obtener un resultado más denso y compacto) y, ya puestos, le he metido más metralla en plan sano: un puñado de semillas de lino, un poco de cúrcuma y otro poco de levadura de cerveza. Estos tres ingredientes son muy sanos y recomendables pero, en mi opinión, hay que disfrazarlos y disimularlos porque ellos solos... en fin... :/ De ahí que los haya colado de matute en el ragú, que con la verdura y el tomate los enmascara muy bien, y este ha sido el resultado.


He cocido al vapor unas patatas, ya peladas y cortadas en trozos gruesos porque así se hacen antes; de paso, al mismo tiempo también he hecho al vapor unas judías verdes para preparar una ensalada de judías verdes que me zampo y disfruto muchísimo en cuanto llega el calor, cualquier día me da una sobredosis... He pasado por la batidora algunas de las papas ya cocidas, algo de leche, un poco de mantequilla, sal gorda y pimienta negra recién molida, hasta obtener un puré de patatas no demasiado denso, porque la idea es usarlo para napar el pastel. 



En una fuente que se pueda meter en el horno se coloca una buena capa del ragú, se napa con el puré de patatas, y se remata con una (generosa, en mi caso) ración de queso rallado; me gusta la mezcla de cuatro quesos que venden en muchos supermercados. Supongo que esta preparación se puede congelar y así disponemos de un plato delicioso y rápido, pero hecho en casa, y sabiendo lo que lleva, que es lo suyo :)



Sólo queda gratinarlo hasta que el queso se funda y quede dorado y crujiente...  una maravilla. Desde luego que este pastel se puede hacer con un ragú convencional a base de carne picada, pero la alternativa que os propongo aseguro es muuuuuy interesante si, por diferentes razones, no podéis o no queréis comer carne y/o os interesa tomar soja. 



domingo, 29 de diciembre de 2013

Albóndigas de soja texturizada

Hay cierta controversia con esto de consumir soja, pero parece que casi todo el mundo está de acuerdo en que si no es transgénica y se toma con moderación es una proteína vegetal sana y la mar de recomendable. Especialmente para los vegetarianos (sustituye casi al 100% a la carne) y, sin serlo, para las mujeres a ciertas edades (por aquello de la pérdida de estrógenos y demás). Yo no soy vegetariana pero, como dice Pilar (el alma de Suave como Bizcocho), soy de las que tiene vocación de "verdulera". Como además ya voy teniendo cierta edad, trato de incorporar cada vez más soja a mi dieta, de hecho ya os he subido algunas entradas con algunos experimentos que me han salido bien: lo mejor con diferencia es el ragú (por ejemplo para pasta, o para rellenar verduras), y también las hamburguesas. Hoy os cuento cómo he hecho unas albóndigas a base de soja que han quedado muy ricas, y que pienso repetir. La verdad es que he seguido casi-casi igual la receta de las albóndigas convencionales a base de carne picada, con algún que otro cambio menor que os cuento aquí.

Ya sabéis que la soja texturizada fina hay que hidratarla durante al menos media hora; a mí me gusta añadirle al agua un poco de salsa de soja. Mientras, se pochan despacio (en sartén o en el microondas, lo que os parezca mejor) cebolla y ajo muy picados, luego de les escurre muy bien el aceite y se añaden a la soja (también muuuuy escurrida, esto es importante) junto a perejil fresco picado, pan mojado en leche (yo hoy he usado pan integral) y también muy escurrido, huevo (para que haga de pegamento), un poco de vino (hoy he añadido vino fino), pimienta negra recién molida, sal y nuez moscada también recién molida. Dejad esta pasta un buen rato junta, para que se mezclen todos los sabores. En este punto del proceso hay algo que conviene tener en cuenta: si la soja texturizara que habéis comprado no es demasiado fina (depende de la marca, a mí hoy me ha pasado pero no siempre es así) una vez hidratada se queda con un tamaño que dificulta luego formar las bolas. Y eso no tiene remedio: la carne sí que se desmenuza al manipularla, pero la soja una vez hidratada no. Así que o bien la trituráis seca antes de hidratarla (es lo más sencillo) o bien, una vez formada esta mezcla, le metéis la batidora y santas pascuas. Luego mojaos las manos con agua y formad las bolas, si veis que la masa ha quedado líquida pues, como con las albóndigas convencionales, la espesáis con pan rallado (yo he usado integral). 

Freíd las albóndigas en aceite de oliva (yo no las enharino ni nada por estilo, ¿para qué?), y las vais dejando en una cazuela que tenga fondo. La salsa... la que queráis, yo he pochado cebolla, pimiento verde y ajo, he tostado con ellos un poco de harina, he añadido vino fino, más perejil, sal y, para darle algo de potencia a la salsa, una pastilla de caldo de verduras. Cuando el vino ha evaporado he añadido agua, lo he triturado todo bien, y he añadido el asunto a la cazuela en la que me esperaban las albóndigas. He dejado que cuezan despacito (chup-chup) en esa salsa un buen rato y... listo.

Quedan estupendas, y es una forma sencilla y sabrosa de tomar soja :) Ya sé que estos productos nuevos en nuestra dieta echan un poco para atrás, pero os propongo que las hagáis y, sin decirle nada a los comensales, les preguntéis qué les parece el asunto... Y luego lo contáis por aquí o por la página de Facebook, claro :)

martes, 29 de enero de 2013

Pasta con falsa bolognesa de soja texturizada

Cada vez tengo más claro que con algo de organización y un buen congelador lo del fast food no tiene porqué ser sinónimo de comer mal. De hecho, me parece que esto es clave para los que trabajamos fuera de casa pero nos gusta alimentarnos en condiciones y, si es posible, disfrutar con el asunto. Si se tiene la suficiente previsión, un buen fondo de despensa y de nevera soluciona más de un apuro y permite organizar la comida de manera sana y sabrosa pero también rápida. Eso sí, hay que ser precavidos y prevenir, para tener a mano algunos básicos que hay que currarse con cierta antelación y con sentido común: si se tarda lo mismo en hacer un poco y un mucho, y lo que sea se puede congelar... ¿por qué no aprovechar y, el día que te pones, hacer en cantidad? Pues eso :)

Hoy he puesto a descongelar por la mañana, antes de irme a trabajar, una fiambrera con bolognesa de soja texturizada. Cuando he llegado a casa he hervido pasta corta (unos caracolillos, me encanta usarlos con el ragú, porque los trocitos se quedan muy bien pillados en los pliegues de la pasta), la he mezclado con la salsa, he cubierto el asunto con bechamel y  queso grana padano recién rallado, y lo he gratinado. Resultado: un plato rápido pero sano y delicioso :)



           

domingo, 20 de enero de 2013

Bolognesa de mentira (o falso ragú con soja texturizada)

Sigo jugando con la soja texturizada, la verdad es que me parece un invento de lo más apañado y sanote. Mi última prueba ha sido utilizar este producto para preparar un simulacro de salsa bolognesa, y tengo que deciros que el resultado me parece estupendo. He puesto a hidratar la soja texturizada (en agua con un chorrito de salsa de soja, que es como más me gusta) y, mientras tanto, he picado en burunoise algunas de las verduras que suelen acompañar a un ragú tradicional: ajo, cebolla, apio, pimiento verde y zanahoria (no tenía puerro, pero la próxima vez cae). En mitad del asunto les he añadido pimienta negra recién molida y sal gorda.




Cuando las verduras estaban hechas pero aún enteras he incorporado la soja hidratada y escurrida, lo he mareado todo un rato, y he regado el asunto con un poco de vino fino (el ragú suele llevar tinto, pero como no tenía...).





Lo he dejado reducir y, cuando me ha parecido, he volcado sobre el refrito una lata de un buen tomate triturado (fuera de temporada los tomates naturales no saben a nada, pero los de lata de buena calidad dan el avío, a mi me gustan mucho los de Martinete), un poco de azúcar moreno, un golpe sal gorda y otro de orégano. Y a reducir y mezclar sabores un rato, hasta que veáis que la cosa tiene el espesor que tiene que tener :) El resultado es una estupenda salsa, sabrosa y contundente pero sanísima, que se puede utilizar (como la bolognesa tradicional) para muchísimas cosas (pasta, arroz en blanco, mousaka, rellenar verduras...) y que, encima, se puede congelar.



       

lunes, 31 de diciembre de 2012

Hamburguesas de soja

Como tiene tantas propiedades y cada vez tengo más claro que la salud entra por la boca, llevo tiempo intentando añadir soja a mi dieta. Bueno, también las algas, pero esas se me resisten todavía... La leche de soja no me gusta nada (me sabe a tierra), y al tofu no le termino de coger el punto. Investigando por internet me encontré con una opción cómoda, razonablemente barata y que me está dando bastante buen resultado: soja texturizada fina. Más abajo veis el aspecto que tiene tal cual sale de la bolsa, luego solo hay que hidratarla (me gusta echarle un chorrito de salsa de soja al agua, pero admite muy bien cualquier líquido que le dé gracia porque ella sola la verdad es que no sabe a nada: caldo, vino, agua con especias...) durante al menos media hora, y quedan unas bolitas que, una vez escurridas, se pueden trabajar como si fueran carne picada.








He probado a añadirla a las lentejas, a una buena salsa de tomate frito con muchas verduras para acompañar pasta, y a hacer una especie de hamburguesas que quedan ricas y que os cuento en esta entrada. También quiero probar a hacer albóndigas (Elena, del blog Yo cocino mejor que el Arguiñano, hace una propuesta muy interesante, y cualquier día de estos me animo). Las cosas como son: todas estas opciones que os acabo de contar están (en mi opinión) más buenas con carne picada de-la-de-toda-la-vida, pero también es verdad que sustituirla de vez en cuando por soja texturizada fina no es complicado y, de paso, estamos tomando algo muy sano y muy recomendable. ¿Para qué restar si se puede sumar? Yo me quedo con las dos alternativas :)

Ya os digo que la soja texturizada fina hidratada no sabe a nada, así que toca aliñarla todo lo que se pueda. Después de hacer varias pruebas os cuento lo que me gusta más para estas hamburguesas sin carne (que se pueden congelar sin problemas): preparo en burunoise verdurita variada (voy variando, pero siempre caen ajo, cebolla, puerro y pimiento verde y rojo) en la cantidad que me parece pero, más o menos, que ocupen al final lo mismo que la soja ya hidratada, y les doy un golpe de varios minutos en el microondas con un hijo de aceite de oliva, sal, pimienta negra recién molida y perejil fresco picado. Mezclo esto con la soja hidratada, huevo y pan rallado, hasta obtener una pasta que se pueda manipular bien, vamos, como las hamburguesas normales y corrientes. Dejo reposar esta mezcla un rato y luego les doy forma; ya que me pongo hago masa en cantidad, y parte de las hamburguesas las coloco separadas en una bandeja pequeña sobre papel film y van al congelador, para luego envolverlas individualmente y tenerlas mano:) Basta, finalmente, con hacerlas en una sartén y tomarlas como se quiera, ellas solas o con lo típico: pan, lechuga, queso, mostaza y ketchup, pepinillos....


              
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