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sábado, 15 de marzo de 2014

Pudding de brócoli

No me canso de comer brócoli... Bueno, la verdad es que no me canso de comer verdura, sigo sin poder entender eso tan manido de que son aburridas e insípidas. ¡Para nada! Se pueden hacer de mil maneras, a cual más sabrosa, y encima son sanísimas... Pero sobre todo es que están tan ricas... :) Hoy os traigo la receta de un pastel salado a base de brócoli (previamente cocido al vapor) troceado, mareado convenientemente en un sofrito previo de ajo, cebolla, puerro pimiento verdesal, pimienta negra recién molida y un golpe de comino; me gusta añadirle a este sofrito (ya con el brócoli, para que pille el sabor) un golpe de vino fino. Cuando esté bien hecho se añade tomate y se deja reducir un rato. Cuando este refrito esté listo se mezcla con huevos y leche evaporada: la proporción infalible es una lata de lo segundo y tres-cuatro (según tamaño) de los primeros; para hacer menos cantidad dividid las proporciones y punto :) Yo hoy he usado un bote de leche Ideal de 170 gr (me encanta ese formato, es muy útil, aunque solo lo encuentro en el supermercado de El Corte Inglés...) y le he añadido dos huevos no muy grandes. Si lo que queréis obtener es un pudding muy fino y homogéneo este es el momento de meterle la batidora al asunto; yo suelo dejarlo tal cual porque me gusta encontrarme los trocitos :)



La mezcla tiene que cocer y cuajarse, para eso vale o bien el horno (al baño María) o bien el microondas. Si usáis este último, os recomiendo tener en cuenta las recomendaciones que ofrece Oli en su blog Entre barrancos, es decir, lo suyo es ponerlo al 80-75% de potencia y dejarlo hasta que esté cuajado (ya sabéis, que al pincharlo salga lo que sea limpio). Es importante cubrir el molde con film apto para microondas (para evitar que se seque la superficie) previamente agujereado por un par de sitios. No os indico tiempos porque depende de la cantidad que hagáis y de vuestro microondas, a mí hoy me ha bastado con 10 minutos.


Luego debe reposar un poco, lo delmoldáis y... a ver quién es el guapo que sigue diciendo que las verduras no están ricas ;) Este pudding se puede acompañar con alguna salsa (le sienta especialmente bien una buena fritada de tomate) pero os confieso que a mí me gusta tal cual, sin nada más. A pelo, que sepa a brócoli... mmmm :)



viernes, 28 de febrero de 2014

Guisantes con jamón en microondas

Hace ya varios años que se me cruzó esta receta, ojeando la típica sección final que traen muchas revistas (os confieso que aquella era de cotilleo... ;D) con dos o tres recetas. Me pareció tan simple que la apunté, la hice en cuanto pude, y el resultado me gustó tanto que la he repetido en muchas ocasiones. He hecho estos guisantes de la manera tradicional y os aseguro que no quedan mejor, así que esta receta en microondas me parece una opción estupenda cuando hay que preparar algo rápido, sin complicaciones e improvisado, porque los ingredientes siempre suelo tenerlos. ¿Qué cenamos hoy? Pues un plato sano, rápido y delicioso de guisantes con jamón :) En una fuente con fondo de pirex calentad (1 minuto) aceite de oliva, luego rehogad (2 minutos) ajo y cebolla, después añadid guisantes finos congelados (no hace falta descongelarlos), tacos de jamón, sal y un poco de azúcar, removed el lío y metedlo en el microondas 5 minutos. ¡Ya está!!!! Si los guisantes son de los más gordos hay que volver a remover el asunto y darle unos minutos más, pero os recomiendo los guisantes finos porque el resultado es eso, más fino ;) Os aseguro que os va a sorprender, ya me contaréis.

lunes, 28 de octubre de 2013

Puding de atún y palitos de cangrejo para #RecetasSolidariasParaNavidad

Ando muy liada y tengo mi blog y los vuestros muy abandonados, pero no quería dejar pasar más tiempo sin colaborar, humildemente, en la magnífica iniciativa de Helena del Valle: crear un espacio donde aportar ideas de recetas vistosas y sabrosonas pero económicas, pensando en las Navidades y lo mal que andan los bolsillos de mucha (muchísima) gente. La verdad es que el personal no solo está participando mucho sino que también se lo está currando una barbaridad, y hay ya una recopilación de recetas la mar de interesantes. Si nos olvidamos de los clásicos (marisco, pavo, besugo...) lo cierto es que el recetario que está surgiendo de la iniciativa de Helena (y de la implicación y la generosidad de todos los blogueros) permite afrontar las Navidades con platos magníficos y económicos. ¡Gracias Helena! Seguro que en más de una casa van a pasarlo un poco menos mal en las fechas que se avecinan, y gracias fundamentalmente a ti. Mis trianeros preferidos no solo están colaborando desde el principio con esta iniciativa, sino que han creado un blog ordenando y ofreciendo todas las aportaciones, ¡gracias Rocío y José Manuel! 

Os propongo un puding muy sencillo y rápido de hacer y, por supuesto, económico. Basta con mezclar en la batidora (pero no mucho, para que queden trocitos reconocibles) 1/2 bote de leche evaporada (unos 200 grs, aproximadamente), dos huevos, una lata escurrida de atún en aceite, diez palitos (de los pequeños) de cangrejo (vamos, surimi), dos rebanadas de pan de molde sin la corteza (yo he usado pan integral), dos cucharadas colmadas de tomate frito, sal gorda y pimienta negra recién molida. Si sois muchos pues nada, a multiplicar los ingredientes por dos o por tres :) Se pasa la mezcla a un molde engrasado apto para microondas y se mete en el idem, pero no a máxima potencia (yo lo he puesto al 80%) que, como sabéis, es la manera de sustituir más rápida y cómodamente el baño de María. Dar tiempos siempre es arriesgado, pero en mi puding con estas cantidades ha salido la aguja de hacer pinchitos seca y limpia a los 12 minutos. Si preferís el baño de María clásico pues... hasta que esté, pero los 40-45 minutos no se los quita nadie. Y a la factura de la luz tampoco, claro :) Que la cosa va de economizar.

La manera vistosa de presentar este puding es en frío, sobre una base de lechuga en juliana, napado con una mayonesa ligera, y adornado con palitos de surimi o con pimientos morrones. O con lo que os dé la gana, claro (aceitunas, alcaparras, pepinillos...). Pero también queda muy rico templado, con un buen tomate frito en una salsera para acompañarlo. Como ando como ando en la foto os lo presento tal cual, a pelo, sin adornos, para que veáis cómo queda. Animaos a hacerlo, y a variar esta receta base a vuestro gusto. Y a contarlo, claro :)

miércoles, 18 de abril de 2012

Lomos de merluza a la real en "papillote" al microondas

Esta receta está directamente inspirada en la Dorada real que se toma (creo que habitualmente) en la dieta Dukan, y que me ha contado mi amiga Elia. Ella y su marido, Antonio, han incorporado con bastante sentido común lo esencial del método Dukan a su forma de alimentarse y dicen que, de todas las cosas que comen, la Dorada real es una de las que más les gusta. Como soy tan antojadiza tenía ganas de hacerla desde que les escuché decir todo esto y he pensado de hoy no pasa, pero me faltaba la dorada (no sé porqué, pero llevo varias visitas al mercado sin ver doradas que me convenzan) y los mejillones frescos (idem); así que he improvisado con otras cosas (para matar el gusanillo de mi antojo) y os cuento el resultado.

No voy a entrar en polémicas respecto a la dieta Dukan (fijáos la que se ha liado en el blog de El Comidista), me imagino que como casi siempre depende de cómo se haga. Yo desde luego sería incapaz de seguirla, eso de no tomar fruta ni legumbres ni hidratos de carbono... soy "facilona", me gusta comer de todo, o al menos todo lo que se me antoja. Y creo que sin sentido común ni haberse informado en condiciones (y por supuesto en plan estricto) la dieta Dukan puede ser incluso perjudicial. Lo que sí creo es que de esta dieta se habla muchas veces con bastante desconocimiento (suele pensarse que consiste en tomar sólo proteínas y eso no es verdad), y que hay intereses de por medio... no sé. Elia y Antonio han pasado la primera fase (que al parecer es la más restrictiva) y han hecho de este método su forma habitual de alimentarse, combinando proteínas con (bastante) verdura, haciendo las excepciones que les parece oportuno hacer, y están estupendos tanto a la vista como según sus análisis. En fin, ni entro ni salgo, pero mis amigos están delgados, sanos y felices, así que...

A lo que vamos: esta receta queda muy rica y es muy sana, aunque no es exactamente la original que toman los "dukanianos". Ellos la hacen al horno, colocando dorada sobre una cama de cebolla en juliana. Claro, esta última se hace junto a la dorada en 30-45 minutos (según el tamaño de la pieza), pero como yo he usado lomos de merluza (que tardan menos) tenía que hacer algo con las cebollas antes, de manera que he optado por el microondas y mi estupendo cacharro de silicona para cocinar "en papillote" del que ya os he hablado en otra ocasión. He puesto en la base bastante (¡me encanta!) cebolla en juliana, un poco de sal y de pimienta recién molida, y un hilo de aceite de oliva (esto tampoco está en la receta original, pero para pochar la cebolla...), y lo he tenido a máxima potencia 3 minutos. Luego he colocado encima los lomos de merluza, aderezados con otro poco de sal y pimienta, perejil fresco picado (tampoco está en la receta original, pero imagino que lo pueden tomar) y una mezcla colada de un poco de zumo de limón (sin pasarse) y el líquido de una lata de mejillones al natural. Fijo que queda mejor (y mucho) si éstos son frescos y los abrimos en casa al vapor, reservando su jugo, pero ya os digo que no he encontrado mejillones que me gustaran, y en lata al natural los hay muy buenos, así que... Metemos otra vez el recipiente cerrado en el microondas y lo tenemos allí dentro 5 minutos. Finalmente lo abrimos, incorporamos los mejillones (enteros o troceados, como más coraje os dé) y 1-2 minutos más, según el tamaño de los bichos. Listo.

 

Tal y como os la acabo de contar la receta queda genial, buenísima. Pero cuando la vuelva a hacer (que pienso repetir) creo que voy a añadir en el último paso unas gambas crudas peladas y, quizá, un pelín de vino fino.... ya me conocéis, me encanta tunear las recetas :) Lo del vino no se acepta en la dieta Dukan (aunque sí en la mía ;D) pero el marisco no tiene grasa y son proteínas, así que igual a los seguidores de esta dieta les gusta la idea. Me encantaría, sobre todo si a los que les gusta son Elia y a Antonio, a los que va dedicada con muchísimo cariño esta entrada :D

domingo, 8 de abril de 2012

Pechuga de pollo rellena de espinacas, gorgonzola y nueces

¿A que queda mona esta pechuga rellena? Pues no tiene ninguna complicación, y encima se hace en el microondas en 10 minutos de nada. A partir de la receta base que os cuento en esta entrada, podéis (y debéis) dejar volar vuestra imaginación y variar el relleno como queráis. Está el típico de jamón serrano y queso, también queda muy bien con unas espinacas a la catalana, con champiñones salteados con ajo, con.... lo que os dé la gana. Mientras más fina quede la pechuga y más sabroso sea el relleno, mejor :)

Hay que pedirle al carnicero que os abra media pechuga de pollo (o bien trozos de esta, según) todo lo que pueda, para que quede un filete lo más amplio posible. Bueno, si tenéis vicio con el cuchillo la alternativa es hacerlo vosotros, pero a los profesionales se les da mejor y normalmente, si se lo pedís con amabilidad, os prepararán el filete encantados. Otra razón más para no comprar las  bandejitas blancas en grandes superficies y optar por las tiendecitas, o los puestos de los mercados. Hay que salpimentar el filete y golpearlo para ponerlo fino (por mucha pericia que tenga el carnicero.... queda grueso) con una maza o con un rodillo; yo suelo colocar un trozo de papel film apto para el microondas entre la tabla y el filete, pongo sal y pimienta negra recién molida, la pechuga o los filetes abiertos encima, más sal y pimienta, y ala, a darle golpes. Esta finalmente no me ha quedado especialmente fina, me tengo que comprar el "martillo" ese de madera que viene tan bien para esto, para los flamenquines, o para destrozar como se merece el marisco.


Me gusta saltear ligeramente las espinacas con un poco de aceite de oliva y sal, para que pierdan el punto crudo, luego las extiendo sobre el filete. Desmenuzo gorgonzola (qué rico....) y reparto nueces troceadas. No os paséis con el relleno, que si os puede la glotonería y ponéis mucho luego no hay quien enrolle el filete sin que se salga por los lados. Hoy me me pasó hacerle la foto a este paso.... y me dió pereza dar marcha atrás, así que os tenéis que imaginar la pechuga abierta, con las espinacas, el gorgonzola y las nueces. Se enrolla la pechuga con su relleno y se envuelve muy bien en el papel film que tenemos debajo, cerrándolo por los extremos para que quede como una especie de caramelo, y pinchándolo en un par de sitios.


Lo metemos en el microondas y lo tenemos allí 10 minutos a máxima potencia, luego se deja enfriar con algo de peso encima, para que el resultado quede compacto y se pueda cortar bien. ¡Listo! Se pueden hacer varios rollos de pechuga a la vez, todos con el mismo relleno o cambiándolo, según os dé. Otra ventaja de esta deliciosa receta. Cuando esté frio se lonchea y.... a la barriga :)

domingo, 15 de enero de 2012

Bolos de carne y almendra de mi abuela Carmen

Os tengo que confesar que esta receta es muy especial para mí, y estaba deseando subirla al blog y compartirla con vosotros. Es una adaptación, libre pero fiel (en lo esencial) de los bolos de carne que mi abuela Carmen hacía todos los años para la cena de Nochebuena, y que a mí de pequeña me gustaban mucho más que el pavo trufado que también se ponía (y se sigue poniendo) en la mesa ese día en casa de mis padres. A ver, vayamos por partes. El pavo trufado de mi madre está para hacerle la ola, y quiero aprender a cocinarlo porque es una maravilla. Pero es que estos bolos... con un poco de huevo hilado puesto de cama para adornarlos y acompañarlos... son una delicia, me llevan a mi infancia, y me hacen acordarme de mis abuelos. Desde hace años he hecho diferentes pruebas, sobre todo para simplificar la forma de cocción de los bolos, y creo que al final he dado con un punto bastante aceptable. Al menos eso me dice la gente, porque cuando los llevo a alguna comida o alguna cena siempre gustan :) De todas maneras os iré contando en la entrada qué hacía mi abuela y qué hago yo, para que decidáis por dónde tirar si os animáis a hacer esta maravilla. Si es así y os gusta (que os gustará, fijo), los elogios deben ir para mi abuela Carmen, que ya no está por aquí pero que, desde algún sitio, se enterará, ¡seguro!

Se parte de una mezcla de carmes picadas, más o menos a partes iguales, de cerdo, ternera, pechuga de pavo o de pollo, y jamón serrano. Esta mezcla se aliña con algo de sal, nuez moscada recién molida (esto es importante: el polvillo ya molido que venden... pffff), un poco de coñac (o bien otro caldo que tenga fuerza, un amontillado por ejemplo, pero como mejor queda es con coñac), y el punto fuerte del aliño: almendras enteras crudas, tostadas con aceite oliva y granos de pimienta negra, que luego se muelen juntitos. Mi abuela lo hacía en el mortero pero yo tiro de un artilugio moderno más cómodo, que me encanta, y que es el que aparece en la foto. Y aquí no hay atajos: NADA como usar almendra cruda, tostarla y luego molerla. El olor... resucita a un muerto. Y el sabor... en fin. He probado otras variantes (almendras ya tostadas, almendra cruda ya molida que luego se tuesta...) pero lo suyo es lo que os cuento. Hacedme caso.



Mi abuela no lo hacía, pero a mí me gusta mucho añadir perejil picado fresco. Toda la mezcla hay que integrarla a conciencia para que los sabores se hagan amigos, y no sé muy bien porqué pero, como queda mejor, es metiendo directamente las manos. Dejaos de remilgos: "con las manos en la masa", por algo será. Es recomendable dejar que esta mezcla repose, al menos media hora, para que la carne se aliñe como debe.

Puesto que vamos a formar bolos que luego deben poder cortarse finos, a modo de fiambre, necesitamos: 1) algo que haga de "pegamento" y 2) prensar en caliente muy bien el resultado, para que se enfríe así, con presión. En estos bolos, lo primero se consigue con huevo. Mi abuela los añadía a ojo (qué habilidad), yo he probado, me he equivocado, he vuelto a probar, he acertado, me he vuelto a equivocar... y después de mucho ensayo-error sugiero la siguiente "regla": en torno a un huevo entero por cada 1/4 de kg. de carne, restando de la regla la parte de la pechuga (suelta al cocerse una especie de gelatina que hace ella sola de pegamento). Más o menos, claro, que esto no es repostería :) Por ejemplo, si en la carnicería os han picado 1/4 de cada cosa, tres huevos. A mí hoy la picada me ha pesado algo más de 1/2 Kg, y he usado sólo un huevo. Metemos otra vez las manos en la masa, y mezclamos bien bien bien.   
 
Mi abuela Carmen formaba bolos, como de 5 cms. de diámetro, y los cocía en torno a media hora o así, no sin antes rebozarlos en clara de huevo y freírlos para que el asunto no se desmenuzara durante la cocción. El agua donde ella cocía estos bolos llevaba verduras (apio, puerro, nabo, zanahoria...) y, a veces, algún hueso de jamón, de manera que de ahí sacaba una estupenda sopa. Yo esta parte me la salto y los hago desde hace años en el microondas: formo bolos que lío a conciencia, sin aire, en papel film apto para este lío (no todos se pueden usar en el microondas) que pincho por varios sitios, y cocino esos bolos a máxima potencia. Creo que casi todas las recetas que implican cocción se benefician del microondas, porque precisamente su gran diferencia con el horno convencional es que no asa sino que "cuece" los alimentos, en su propio jugo y sin que éste se vaya a ningún sitio (por ejemplo la sopa que hacía mi abuela). ¿Cuánto tiempo? Pues depende, de la potencia de vuestro aparato y del tamaño de los bolos, pero más o menos 10-12 minutos. Es poco rato y os recomiendo andar cerca, porque el aroma de las carnes, del aliño, y de las almendras tostadas.... mejor no perdérselo :) También quedan bien si, envueltos en papel de aluminio, se hacen durante 3/4 de hora (más o menos, depende) a 180º en el horno convencional.





Luego los saco y, como antes os decía, aún calientes los prenso colocando encima lo que tenga a mano. Es MUY importante que se enfríen así, con peso encima, para que suelten los juguillos de la cocción y pillen consistencia.


Luego se retira el papel film de meten en la nevera, envueltos en papel de aluminio. Para presentarlos sólo falta cortarlos en láminas no demasiado gruesas con un cuchillo afilado, y acompañarlos con lo que se quiera. Sin duda, como en las Nochebuenas de mi infancia, lo mejor es huevo hilado.... pero también una lechuga en juliana, o col lombarda, o.... simplemente nada, los bolos tal cual. Deliciosos :)

Mi abuela era una mujer entrañable y deliciosa aunque muy tradicional, con bastante resistencia al cambio. Si leyera esta entrada seguro que arrugaría la nariz pero, como era tan bondadosa, no diría nada, aunque pensaría que todalavidadedios los bolos se han hecho de otra forma. No obstante quiero pensar que, desde donde esté, después de arrugar la nariz sonreirá y se alegrará de que sus bolos se sigan haciendo y que nos sigamos acordando de ella. Hasta ahora sólo yo y mi gente, espero que a partir de ahora también algunos de vosotros: insisto, si os gustan estos bolos y repetís no dejéis de tener en mente a mi abuela Carmen, autora de esta maravilla. Espero de corazón que os guste, junto a los huevos a la bandera española esta es la receta más especial y entrañable para mí que os he contado. De momento!!!! Besos a todos :)

jueves, 10 de noviembre de 2011

Tortilla de calabacines para Ruth y Jose

Qué trabajito cuesta que los peques tomen verdura, sobre todo si no se los ha acostumbrado desde pequeños, ¿verdad? "Esto es verde" "Esto no me gusta" (sin haberlo probado, claro) ¿A que os suena? Esta receta que hoy os subo es simple pero deliciosa y, me consta, suele dar juego con los niños, quizá porque el aspecto es muy parecido al de una tortilla de papatas, que suele gustarles, así que el rechazo inicial lo superamos, pero cuando la prueban resulta que les encanta y se la comen, y así les podemos meter de contrabando verdurita sin que se enteren demasiado. Para adornarles el asunto podemos jugar con mayonesa, o con las porquerías que suelen gustarles (ketchup, mostaza y demás), pero con la tranquilidad de que por debajo de todo eso se están tomando un plato sano, sencillo y sabroso.

Necesitamos más o menos un calabacín mediano por comensal, algo de cebolla, sal, un hilo de aceite de oliva, un golpe de pimienta negra recién molida, y un microondas en el que meteremos estos ingredientes, convenientemente troceados, durante más o menos 10 minutos (esto evidentemente varía, si hacéis tortilla para muchas personas habrá que darle más tiempo). Me gusta dividir el tiempo de cocción en el microondas en dos fases, de manera que lo pongo 5 minutos, le doy unas vueltas, y luego otros 5 minutos. Una manía como otra cualquiera :) Aquí tenéis el antes y el después:



 Como el calabacín tiene mucha agua y estamos hablando del micro, el resultado será la verdura pochada pero aún durita (al dente) y con muuuucho líquido; conviene ponerla en un colador y que escurra bien ese jugo (si es mucha cantidad apretadla sin compasión con una cuchara), para que la tortilla cuaje bien. Esta preparación tan simple funciona además de perlas como guarnición de casi cualquier plato de carne, y si dejamos volar la imaginación con las especias, mejor (un ligero toque de comino le sube mucho el sabor, un buen puñado de perejil fresco le da eso, frescura...). A mí personalmente también me gusta añadirle, desde el principio, pimiento verde troceado. Pero hoy la cosa va de niños, en concreto de dos niños muy especiales, así que dejémoslo en calabacín y cebolla sin más. Sólo queda batir un huevo por persona (más o menos) y cuajar la tortilla para obtener un segundo o una cena deliciosa que, encima, está cargada de vitaminas.



 Con esta sencilla y humilde pero resultona receta quiero colaborar en la iniciativa de Rocío y José Manuel, del blog Las Recetas de Triana; como sabéis es uno de mis preferidos, y tengo una especial debilidad por estos dos trianeros y sus recetas. Además de ofrecernos generosamente muchas delicias, Rocío y José Manuel han propuesto hace poco que sus seguidores participemos en una hermosa iniciativa para apoyar, aunque sea simbólicamente, a Ruth, Jose y su familia. No tengo palabras para expresar lo que siento al pensar en ellos, están en mi corazón. Yo no sé si Ruth y Jose serán de los niños a los que les cuesta tomar verdura, pero deseo que vuelvan pronto para averiguarlo y, si le hacen ascos a "lo verde", a ver si con esta tortilla le pierden la manía al menos a los calabacines. Y si para eso hace falta "estropearla" con kepchup, mostaza, o cualquier barbaridad, lo haremos, faltaría más. Pero que vuelvan de una vez, por favor. De corazón.   

miércoles, 12 de octubre de 2011

Dorada a la sal en microondas


Me encanta el pescado y, si está fresco, creo que mientras menos cosas se le añadan, mejor. Donde se ponga un pescado a la espalda, o en papillotte casi sin nada, o a la sal... Por eso cuando ví en el blog de Angie su propuesta de lubina express hecha en microondas me quedé con el run-run de hacer algo parecido más pronto que tarde. Angie es una estupenda bloguera, os recomiendo que visitéis con frecuencia su blog porque vais a encontrar recetas muy sencillas pero con un toque original y sugerente, que dan muchas ideas y pistas. He seguido al pie de la letra sus instrucciones y el resultado es un pescado sabroso y potente pero que sólo sabe a eso, a pescado; encima la receta es rapidísima y muy cómoda y fácil de hacer, y os aseguro que queda igual de rica que en el horno convencional. Un hallazgo, vamos. Angie, gracias!

Lo único que necesitáis es un pescado de ración (por aquello de que tiene que caber en el micro) y muuuuy fresco; yo he hecho esta preciosa dorada, fijáos qué ojazos....



 Pedid en la pescadería que quiten las tripas y la cabeza al pescado pero que le dejen las escamas. Usad una fuente apta para microondas y poned en la base una capa generosa de sal marina gruesa, colocad encima el pescado y cubridlo bien con más sal, de manera que quede totalmente tapado. Apretad bien el resultado con las manos, asegurándoos de que el pescado está totalmente enterrado en sal.




La preparación es tan complicada como lo que sigue: microondas, a máxima potencia, 8 minutos, sacad la bandeja fuera del micro y dejad que repose un par de minutos más. Listo! Ya sólo queda retirarle bien la sal, yo os recomiendo usar un cuchillo fino y, con cuidado, haced la forma y sacad lo que sería la "tapadera" de sal que está justo encima del pescado (que sale entera y así, como una tapadera, ya veréis) y luego pasad el pescado a una fuente o un plato, donde os vais a quedar alucinados de lo bien que se pela y de cómo la piel sale entera y sin romperse. Todo esto último no es nada nuevo, porque es exactamente lo mismo que se hace cuando el pescado a la sal se prepara en el horno; lo bueno de esta receta es la rapidez.

Aprovecho la entrada para reivindicar al microondas. Siempre digo lo mismo: sirve para algo más que para calentar leche... aquí tenéis una prueba. Animáos! 

sábado, 28 de mayo de 2011

Merluza con verduras en "papillote" 3-2-3

Me encanta hacer pescado con verduras en papillote. Es un sistema de cocción muy sano que, además, permite que el pescado (o lo que sea) se haga en su propio jugo manteniendo todas sus propiedades, entre ellas el sabor, y así se obtiene un resultado exquisito. Desde que Jose Sánchez Hidalgo me lo descubrió (gracias Jose :D) yo siempre he hecho el papillote al modo tradicional (envolviendo el asunto en papel de horno o en papel de aluminio aunque dejando espacio,  y en horno convencional), pero hace tiempo empecé a escuchar y a leer sobre unos utensilios de silicona que permiten hacer cositas en papillote en el microondas. Así que cuando el otro día andaba brujuleando por Pleximar, donde siempre acabo comprando algo, y me encontré con un recipiente para cocinar en papillote en microondas, no lo pude evitar y me lo llevé. Os lo pongo más abajo en una foto, no me negaréis que es monísimo. Lo he estrenado con esta receta, que he ideado bicheando por aquí y por allá y añadiendo algo de mi propia cosecha; la verdad es que me ha gustado mucho el resultado porque es la cosa más sencilla del mundo y, además, permite obtener un plato sabrosísimo, sencillo, rápido y muy sano.



He metido (en un plato normal y corriente) en el microondas una mezcla de algunas verduritas que tenía en la nevera (cebolla, puerro, zanahoria, pimiento verde), les he enseñado un hilo de aceite de oliva virgen, un pelín de sal y pimienta negra recién molida, y las he tenido haciéndose tres minutos. Luego he añadido unos tomates cherry por la mitad, he removido, y dos minutos. El resultado ha sido este.



Luego he puesto en mi recipiente recién comprado un par de filetes de merluza sin piel ni espinas, previamente salpimentados por la cara de abajo, y encima le he colocado la mezcla anterior y un hilo de vino blanco (tenía abierta una botella de Barbadillo, así que eso es lo que ha tocado hoy); he cerrado el recipiente y lo he tenido tres minutos en el microondas. Ha quedado muy jugoso y exquisito, y me ha parecido una manera rápida (3+2+3=8 minutos!), sabrosa y sana de tomar pescado, así que aquí tenéis la receta.

¿Hacéis pescado en papillote? (Jose, sé que tú sí :D) ¿Cómo? ¿Habéis probado estos recipientes de silicona? ¿Qué opináis? A mí me ha gustado, así que admito sugerencias y, sobre todo, recetas.    

lunes, 21 de marzo de 2011

Tortilla de berenjenas, cebolla y pimiento verde

Qué rica la tortilla para cenar ¿verdad? Bueno, la tortilla se agradece en cualquier momento del día, pero yo tengo debilidad por tomarla en la cena, probablemente porque así me estrené en los fogones. Mi abuelo Mariano era muy rutinario, muy de costumbres fijas (algo de eso he heredado yo, la verdad sea dicha), y le gustaba cenar siempre lo mismo: sopa de puchero, tortilla a la francesa y un plátano. Y cuando digo siempre, quiero decir literalmente eso, siempre. Así que mi abuela Carmen le hacía todas las noches una tortilla a la francesa. Uno de mis primeros recuerdos en la cocina, muy pequeña, es ver a mi abuela cuajando una tortilla, llegó un momento en el que me dejó echarle la pizquita de sal, luego fuí subiendo enteros y me gané el privilegio de batir el huevo (todavía recuerdo cómo me explicó que no se le da la vuelta en círculos, sino que se bate) y, al final, y bajo su atentísima mirada, cuajé una tortilla y, así, cociné por primera vez. Os parecerá una chorrada pero, para mí, tan pequeña, fue emocionante. Así que hacer tortilla para cenar me trae olores y sensaciones muy entrañables.

A lo que iba, que hoy me he hecho (para cenar :D) una tortilla con una berenjena bien hermosa, media cebolla y medio pimiento verde. Lo primero que hay que hacer es trocear las berenjenas y dejarlas reposar en agua con mucha sal, para que pierdan su amargor característico. Y cuando digo mucha sal, digo muchísima sal. Las he tenido reposando media hora (mientras hacía otra cosa para almorzar el día siguiente, que ya subiré en la próxima entrada) y, pasado ese tiempo, fijáos cómo se ha quedado el agua de oscura: suele pasar, y lo único que significa es que la berenjena ha soltado el punto ese amargo que tiene muchas veces y que, si no se lo rebajas, te fastidia cualquier cosa que hagas con ella.

Luego he escurrido y enjuagado muy bien las berenjenas, y las he mezclado con la cebolla y el pimiento troceados, he añadido un golpe de pimienta negra recién molida y un chorreón de aceite. Me gusta mucho pocharlas en el microondas (rápido, cómodo, permite usar poco aceite y así la berenjena no se queda pringosa) y luego dar un último golpe de calor en la sartén. Han estado 4 minutos, las he removido un poco, y luego 4 minutos más. Aquí tenéis el resultado a la salida del microondas y después del toque de sartén. Ya sólo queda echarle un par de huevos (literalmente :D) a esa mezcla, no sin antes comprobar cómo está de sal (os recuerdo que no hemos añadido nada, porque las berenjenas lo absorven todo y pueden haber quedado saladas), si hace falta, rectificar, y cuajar la tortilla.

Una receta sencilla, exquisita, sana... y que me recuerda a mis abuelos. Estupenda cena!

viernes, 18 de marzo de 2011

Bolos de pollo y jamón (en microondas)

La base de esta estupenda y de lo más apañada receta me la dió hace muchísimos años mi prima, Enka López-Herrera Caruana. Ella la hacía por el método tradicional (cociendo los bolos envueltos en papel de aluminio, en agua o en caldo), pero yo he trasteado un poco y hace tiempo que dí con la tecla para hacerla en el micoondas que, como muchos ya sabéis, no sustituye al horno convencional pero, bien utilizado, puede servir para algo más que para calentar cosas. También le he cambiado algunos detalles menores, pero la idea básica es de Enka, así que si os gusta los elogios deben ser para ella, y si le encontráis pegas echadme la culpa a mí, por haberla estropeado. Es una receta rápida, fácil, que se congela de maravilla, y que en su versión más básica resulta sabrosa pero suave, de manera que los niños pequeños la devoran. Espero que os guste y, sobre todo, espero vuestros comentarios. Ah! Y como ya me he agenciado una cámara de fotos, acompaño la receta de algunas imágenes :D

Necesitáis que en vuestra carnicería os hagan una picada de pechuga de pollo, jamón serrano y jamón york. Es MUY importante que la cantidad de pechuga venga a ser aproximadamente la mitad de esta picada, porque esa es la clave para que en esta receta no sea necesario añadir huevo o bien otro ingrediente que haga la función de ser el "pegamento" del bolo. Es decir, si la pechuga que os van a picar pesa, por ejemplo, 500 gr., debéis pedir al charcutero aproximadamente 200-250 gr. de jamón jork y lo mismo de jamón serrano. No hace falta ser muy estrictos en este punto, pero ambos tipos de ingredientes deben ir más o menos en estas proporciones. Moraleja: los hipermercados grandes e impersonales hacen su apaño, pero HAY que ir de vez en cuando al carnicero y al charcutero de tiendas pequeñitas, que son los que tienen mimo y ganas de hacer este tipo de cosas, y como dejemos de hacerles negocio... desaparecerán. Vosotros mismos.

A partir de esta receta básica, se puede innovar con lo que uno quiera. No hace falta añadir sal, porque la mitad de los ingredientes ya están aderezados y, de hecho, uno (el jamón serrano) es muy salado. Si los bolos se hacen tal cual os aseguro que salen bien, pero podéis dejar volar la imaginación libremente. A mí me gusta añadir ajo deshidratado, perejil (por favor, fresco) picado, y un golpe de pimienta recién molida. Una vez los hice con queso rallado y salieron muy ricos. Para la receta de las fotos que hoy subo al blog me ha dado por añadir pasas de Corinto, que me encantan, y que se llevan tan bien con el pollo. Pero a vuestro gusto, siempre y cuando (perdonad que insista) la pechuga sea finalmente la mitad del asunto. A esta mezcla, que cuando le cojáis el truco será personal e instransferible, no hay que añadirle ningún líquido ni huevo (como es preciso hacer en otras recetas, que ya subiré), porque el jugo gelatinoso que suelta la pechuga al cocerse hace las funciones de "pegamento" en este bolo. De ahí la importancia de que la mitad del enredo sea pechuga.

Una vez hecha la mezcla base, hay que marearla y trabajarla un poco para que todos los ingredientes se integren bien. Se puede hacer con algún utensilio pero, creedme, lo suyo es meter literalmente las manos en la masa que, además de conseguir el mejor de los resultados, tiene su punto y es un gustazo. Con esta mezcla hay que formar bolos que no sean demasiado gruesos (unos 5-7 cms. de diámetro, más o menos) que envolveremos en un papel film que sea resistente al calor del microondas. Es muy importante apretarlos a conciencia para que no tengan aire dentro (se os desmoronarían al final) y pincharlos varias veces por todos los lados (para que el calor que genera el microondas tenga por donde salir y no os reviente el invento). Lo habitual es que salgan varios bolos, que podremos cocinar a la vez y que, como antes os comenté, se congelan sin problemas; es una de las ventajas de esta receta: al mismo tiempo hacéis varios bolos y resolvéis lío (comida para casa, para llevar algo a algún sitio) para varias veces. A mí hoy me han salido, con algo más de 1/2 Kg. de pechuga de pollo (y lo mismo más o menos de lo demás: jamón york, serrano, puñadito de pasas de Corinto) tres bolos, que he cocinado durante 8 minutos, pero si los bolos son más gordos hay que darles algo más de tiempo, vamos, sólo un par de minutos más, nada complicado. Y aquí tenéis el resultado, recién salido de microondas.

A continuación hay que dejarlos enfriar y, para eso, es fundamental ponerles algo de peso encima, para que los jugüillos que suelta la carne salgan de la mezcla y ésta pueda enfriarse quedando compacta y en condiciones, para luego poderla cortar bien. Yo no me suelo complicar mucho la vida, de hecho, como podéis ver, les he colocado encima a los bolos el mismo cuenco en el que los he metido en el microondas y la tabla con la que he trabajado. 

Aquí es importante no precipitarse y tener paciencia, porque estos bolos se toman fríos y cortados como si fuera un fiambre, y si no se enfrían bien se desmoronan y la hemos liado. Una vez que estén bien fríos los envolvéis en papel de aluminio y listos, ya sea para congelarlos (insisto, quedan genial y os sacan de cualquier apuro) o para cortarlos y tomarlos en cualquier comida, acompañados de lo que más os apetezca, para llevarlos convenientemente acompañados (lechuga en juliana, zanahoria rallada, col lombarda muy fina...), a una casa a la que os hayan invitado, o a una comida en el campo o en la playa (me resisto a llamarle a esto picnic, que es una cursilada, sobre todo si tenemos las palabras exactas en español ¿no os parece?).

Espero que os guste la receta y que os animéis a hacerla. Y lo dicho, si una vez hecha os convence acordaos (y agradeced con cariño) que es la adaptación muuuuy libre de una receta de mi prima Enka López-Herrera Caruana. Si la mejoraríais de alguna manera, ya sabéis, contadlo en el blog, que para eso está :)

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