Mostrando entradas con la etiqueta Ensaladas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ensaladas. Mostrar todas las entradas

martes, 19 de julio de 2016

Ensalada campera

No os voy a contar nada que no sepáis en esta entrada, porque la receta de ensalada campera es muy conocida. Pero es de esos clásicos que faltaba en Gastronofilia y, con el calor que está haciendo (hoy dan máximas por aquí abajo que superan los 40º, y os aseguro que esta vez no se equivocan...), casi que solo apetece mucho gazpacho y ensaladas frescas pero contundentes como esta. Es una perfecta opción como plato único, porque incluye hidratos de carbono sanos (patata cocida), proteína también sana (atún y huevo cocido), mucha verdura cruda e igualmente sana (tomate, pimiento verde y cebolleta), y alguna cosilla más (perejil fresco picado, y aceitunas rellenas de anchoa). Todo ello se adereza con AOVE, sal gruesa y un buen vinagre y... pa'dentro ;) Como casi siempre (osea, como siempre que no se añaden lechuga ni similares), esta ensalada está más rica un par de horas después de aliñarla, cuando todo el condumio se ha mezclado y ha reposado como debe. Fría está rica, pero a temperatura ambiente creo yo que queda bastante mejor. Sencilla, sana y apetecible ¿qué más se puede pedir? ¡A comer verde!!!!!!!!!!!!!!!

Alguien a quien quiero mucho está hospitalizado y hoy, cuando le he hecho una visita a la hora de comer (reconozcamos que la comida de los hospitales está mejorando cada vez más pero...), me ha preguntado que qué iba a almorzar yo. Le he dicho que prefería no contárselo porque casi seguro le iba a dar envidia ;) Era esto JC. Mejórate por favor, te haré esta receta en cuanto puedas y quieras. La ensalada campera de hoy me la zampo yo pero va por ti.

domingo, 2 de agosto de 2015

Salpicón con restos de atún de almadraba

Qué verdad más grande es esa de que pueden salir (y salen) magníficas recetas de #dondemenosteloesperas. Ayer compré en La Plaza del Carmen de Huelva una estupenda pieza de lomo de atún rojo de almadraba de Isla Cristina, con idea de hacer el tataki con sésamo y manzana que borda mi amiga Cristina. La pieza era buenísima así que, lógicamente, valía un ojo de la cara. Pero después de parlamentar con el responsable del puesto de pescado (ir a los mercados los sábados por la mañana, y ser amable y respetuosa con el personal, tiene estas cosas) conseguí que me vendiera la mitad del lomo a un precio muy razonable, después de sacarle unos filetes de #caerte2lagrimones para la amiga con la que estaba buitreando por la plaza. El caso es que me llevé algo menos de 1 Kg de atún a muy buen precio, en una pieza, rojo, precioso, pero... con los bordes cortados longitudinalmente. Llegué a casa, cuadré el trozo de lomo "prescindiendo" de los dos bordes, y lo congelé 24 horas por aquello del pescado semi-crudo (era para un tataki) y el anisakis. Que os confieso que no sé si la cosa es para tanto pero, por si acaso... El caso es que mi objetivo era el tataki de atún, y los restos pues... de entrada como que me daban igual. Pero nos los iba a tirar, así que improvisé esta receta de aprovechamiento, que me ha encantado y que quiero compartir con vosotros. La pienso volver a hacer muchas más veces, pero no como algo secundario a otra receta más noble sino en sí misma, directamente, porque me parece todo un hallazgo. Vamos a ello. 

Hay que darle un par de vueltas en la plancha/sartén, muy caliente, a los restos de atún incorporando, directamente en la plancha/sartén, algo de sal gorda. No recomiendo hacerlos mucho, queremos que queden jugosos. Cuando estén, se los deja reposar un rato.


Mientras pierden el golpe de calor, se hace la base de todo salpìcón (o picadillo, como también se le llama) que se precie: pimiento verde, cebolleta y tomate (como siempre que puedo, he usado tomate rosado de Aracena), picados en una burunoise no demasiado fina: me encanta el salpicón "del señorito", con trozos muuuuy pequeños y de bocado, pero con atún fresco salen unas lascas muy hermosas y contundentes que buscan eso, contundencia. Así que recomiendo trozos pequeños pero reconocibles. Vamos, esto:

     
Cuando los trozos de atún hayan templado y reposado un rato, se pasan a la tabla y se trocean/desmigan groseramente y sin demasiados miramientos:



Solo queda mezclar las lascas de atún con el salpicón y aliñar el resultado con un aceite de oliva virgen extra (el AOVE de vuestra zona que tengáis a mano seguro que estará bien, pero que sea bueno), un BUEN vinagre (por favor, NO os carguéis este recetón con liquiduchos transparentes... gastaos un par de euros más y ennobleced vuestra cocina con un vinagre como Dios manda), y sal gorda


Creedme, el resultado es de 10. Bueno no, de 20 ;) ¡Y eso que el objetivo era otro, y esto ha sido una sorpresa #dondemenosteloesperas!!!!!! Dentro de 10 días me voy de vacaciones con mi familia; estoy deseando hacerle esta receta a mi padre y a mi hermano Mariano, auténticos devoradores de cualquier salpicón fresquito que se les ponga por delante :)

domingo, 5 de julio de 2015

Ensalada de espinacas, nueces y roquefort

Esta ensalada tiene poco que explicar y mucho que disfrutar. Le gusta mucho a mi prima Rocío A-DL y, siempre que la hago, me acuerdo de ella :) Es sanísima y muy sencilla, basta con mezclar espinacas crudas (si vienen grandes, troceadlas un poco), nueces (conviene picarlas, se mezclan mejor con el resto), y dados de roquefort (os recomiendo trocearlo recién sacado de la nevera, si no se os va a desmoronar). Esta base se puede complicar si se quiere, a mí a veces me gusta añadirle champiñones crudos en láminas y/o algo de lechuga. Se aliña solo con aceite de oliva y sal, porque el roquefort tiene un punto lo suficientemente fuerte como para darle nobleza al resultado, prefiero no complicar los sabores con vinagre, pero vosotros mismos. 

domingo, 27 de julio de 2014

Ensalada de garbanzos y gambas

¿A que muchos habéis arrugado la nariz al leer el título de la entrada???? Pues algo parecido me pasó a mí, cuando este fin de semana en su magnífica casa de la playa mis amigos Ricardo y Reyes me dijeron que eso es lo que íbamos a comer. Yo no arrugué la nariz (como habéis hemos muchos de vosotros) por una cuestión básica de educación y buenas maneras, pero la cosa me sonó rarísima... Me he criado aquí abajo, así que asocio los garbanzos a un platazo caliente con mucha verdura o con carne y sus correspondientes avíos, que con frecuencia incluyen mucha pringue (chorizo, morcilla... a ver si os subo una entrada). Pero nunca con pescado o marisco, y menos en frío. Pero entre las nociones más elementales de educación, y que de un tiempo a esta parte estoy descubriendo el buen juego que dan las legumbres frías en ensalada, decidí poner la mejor de mis caras y me dispuse a recibir de la mejor manera posible esta ensalada tan rara. Y menudo rapapolvo se han llevado mis prejuicios y mis ideas preconcebidas... está claro que no se puede ir así por la vida. La cocina sorprende y divierte, hay una delicia donde y con lo que menos te lo esperas, y hay que enfrentarse a la mesa con ánimo abierto y espíritu juguetón porque, en el sitio más insospechado, te aguarda una sorpresa deliciosa. Como esta ensalada de garbanzos con gambas (y alguna cosilla más), que me ha recordado precisamente eso, que no se puede ir por la vida con ideas preconcebidas porque hay una sorpresa en cada esquina.

Necesitamos garbanzos ya cocidos, valen perfectamente los de bote (¡buenos!) o los que puedan sobrar de otro lío (un puchero, un potaje...). También necesitamos cocer muy poco (que si no se ponen correosas) unas gambas de esas pequeñas, de las que aquí llamamos arroceras. También hay que lavar bien y picar muy finas unas hojas de lechuga y algo de cebolleta fresca. La receta original no lo lleva, pero Ricardo le añadió a la ensalada que yo me pimplé un poco de maíz que le sobraba de otra guerra, así que he decidido que esta ensalada lo debe llevar. Después de flipar con el resultado, hablando con Ricardo y Reyes durante la comida me atreví a sugerir que el asunto debía quedar todavía más rico añadiendo pimiento verde muy picado. Claro que ahí jugaba con ventaja, porque Ricardo alucina con el pimiento verde crudo y se lo zampa tal cual, con un pelín de sal y poco más. Así que lo he añadido a esta receta. Todo esto solo necesita sal, un vinagre bueno y aceite de oliva... Y ya me contaréis :) Esta receta es perfecta para el verano y la playa; la dejas preparada sin aliñar (la lechuga se pone mustia si se le añade vinagre con mucho tiempo...) y, a última hora, le das el toque del aliño... Tremendo y completo primer plato, fresquito, sano, como debe de ser.

Con esta (creo yo) que estupenda receta Gastronofilia se despide hasta Septiembre, que tod@s necesitamos un soplo de aire fresco y un descanso, aunque sea de placeres tan agradables como este.

sábado, 31 de mayo de 2014

Ensalada de lentejas

He descubierto tarde el buen resultado que da tomar las legumbres en ensalada, pero me he vuelto muy aficionada a prepararlas así. Cuando llega el calor me apetecen poco los potajes pero, al mismo tiempo, echo mucho de menos el cuchareo, de manera que este tipo de ensaladas son una opción estupenda para seguir disfrutando de las legumbres y aprovechar sus muchísimas propiedades. Ya os he contado en alguna ocasión lo que me gustan las lentejas, de hecho es la legumbre que más tomo, antes solo en invierno y ahora, gracias a esta sencilla receta, también verano :) Suelo utilizar las pequeñas: después de tenerlas una media hora en remojo las cuezo en agua con sal y un par de hojas de laurel hasta que están blandas pero al dente. Luego las refresco, las escurro, y las mezclo con tomate, pimiento verde, cebolleta, pepino (todo cortado en burunoise) y perejil fresco. Esto último es muy importante, porque el hierro de las lentejas (y de cualquier otro alimento) se asimila mejor si se combina con vitamina C, y el perejil es una estupenda opción para esto. Como siempre, las cantidades van a ojo pero, en mi opinión, lo suyo es que las protagonistas sean las lentejas: yo suelo mezclar más o menos la misma cantidad de éstas que del resto de ingredientes juntos. Solo queda aliñarlo con sal, un aceite de oliva virgen extra y un buen vinagre (por favor, no os carguéis esta u otra ensalada con esa porquería transparente que venden... merece la pena comprar un buen vinagre), dejarlo reposar un rato y... Ya me contaréis :) 



domingo, 11 de mayo de 2014

Ensalada de arroz basmati a la mostaza

Esta sencilla receta es una opción estupenda para los calores que ya están llegando, al menos por aquí abajo ;) Es un plato sano, completo, fresquito, que se puede dejar preparado con antelación, y que no tiene ninguna dificultad... ¿quién se resiste???? Así que seguro que os va a encantar, pero el mérito no es mío porque la idea me la dio Isa, del blog Cocina con Reina que, su vez, remite al blog Julia y sus recetas (donde, no obstante, parece que han eliminado la entrada correspondiente... y no lo entiendo, porque la idea insisto que es estupenda). Me encantó el post de esta ensalada desde que lo leí, la he hecho varias veces y, como me gusta tanto, aquí la tenéis. La base es arroz de grano largo cocido, yo he usado arroz basmati porque es muy aromático y, para ensaladas, da en mi opinión un resultado estupendo. Ya os he contado alguna vez que este tipo de arroz hay que prepararlo de una manera muy sencilla pero diferente a la que necesitan (y piden) nuestros arroces; el basmati como queda bien (aromático, enterito) es cociéndolo como se debe, y no como estamos acostumbrados. Mientras se enfría el arroz poned a hidratar unas pasas de corinto y preparad el resto de los ingredientes: zanahoria rallada, maíz y (troceados) varios palitos de cangrejopiña en su jugo (no vayáis a tirar este último, que parte se recicla en el aliño), y fiambre de pavo. Si queréis tener indicaciones más claras en cuanto a cantidades ya sabéis que yo no soy precisamente la fuente más fiable, consultad la entrada del blog de Isa, ella es mucho más metódica que yo y lo indica mejor. Cuando el arroz esté frío escurrid las pasas y mezcladlo todo con el resto de los ingredientes; solo queda aliñarlo con una mezcla de mayonesa y mostaza (como en una vinagreta, más o menos tres partes de lo primero por una de lo segundo, pero depende bastante de lo fuerte que sea la mostaza) aligerada y enriquecida con algo del jugo de la piña. Este toque del aliño es, creo yo, definitivo y una de las claves de esta ensalada, la otra (claramente, yo lo he hecho de las formas y no hay color) es tomarla fría para que tenga cuerpo y contundencia así que, como antes os comentaba, lo suyo es prepararla con antelación y que tenga su buen rato de nevera antes de hincarle el diente... ¡Ya me contaréis! 

domingo, 13 de octubre de 2013

Guarnición de lombarda con manzanas y piñones


Otra delicia que he preparado con algunos de los productos del huerto del padre de mi amiga Lucía, una receta con un sabor especial que nada tiene que ver con lo que consigue a partir de se ofrece habitualmente en las tiendas. Esto del cultivo ecológico me gusta cada vez más, qué pena que sea tan complicado de conseguir y tan caro... La receta que os cuento se diferencia en algunos detalles de la original (que suele llevar por ejemplo pasas y vino tinto o dulce, pero como no tenía ninguna de esas cosas pues....) pero ha quedado de lujo. Es una guarnición creo yo que de categoría, aunque también se merece ser un plato por sí misma, sin necesidad de ningún acompañamiento. 

Se parte de lombarda cortada en juliana y prescindiendo de la parte central, que queda muy dura y es muy basta. Yo la he cocido al vapor pero dejándola aún entera; en la parte de abajo de la vaporera había unas papas, también del huerto del padre de Lucía, con las que he hecho unas papas aliñás, dos por uno ;) He utilizado el wok para preparar este plato: he refrito unos piñones, los he apartado, luego he hecho lo mismo con ajo en láminas y cebolla en juliana, y he añadido a mitad del asunto una manzana en dados (tanto la cebolla como la manzana también son del huerto del padre de Lucía :D) y un poco de sal; y, cuando estaban, los he reservado. 


Se añade más aceite al wok y se sofríe la lombarda, añadiendo otro golpe de sal y un toque de comino y, al rato, el resto de los ingredientes. Un par de vueltas más (me gusta que el resultado quede entero, no muy cocido) y ¡listo!

Insisto en que esta lombarda es una estupenda guarnición, pero queda tan rica que se merece ser un plato ella sola, sin necesidad de nadie más. Seguro que con las pasas y el vino (tinto u oloroso) queda aún mejor, ¡probaré! Lo malo es que la reserva de productos del huerto del padre de Lucía prácticamente se me han acabado... tendré que volver a comprar verdura y fruta donde siempre (aquí o aquí), que en ambos casos es ciertamente un lujo pero... definitivamente no es lo mismo :)

sábado, 21 de septiembre de 2013

Ensalada Coban con atún

Como (imagino) que muchos de vosotros, en mi ordenador tengo una carpeta en la que guardo muchísimas entradas de los muchísimos blogs que sigo: son recetas que me encantan y me dejan pillada, y quiero hacerlas en algún momento sí-o-sí :) Luego me pueden las prisas y el follón de todos los días, y esa carpeta de recetas "por hacer" va creciendo más y más, sin que yo encuentre tiempo y calma para prepararlas, disfrutarlas y, a veces, contar por aquí cómo me ha ido... Seguro que también os pasa ¿a que sí?

Cuando leí el post de la ensalada Coban en el blog Entre Cables y Sartenes hice exactamente eso, guardar la entrada en mi (enorrrrrme) carpeta de recetas "por hacer", porque me pareció una ensalada la mar de interesante. En esta ocasión, y ya que la base de esta delicia son tomates crudos, me propuse no dejar pasar mucho tiempo y probar la receta ahora que todavía hay tomates en condiciones para hacer ensaladas. Y eso he hecho, modificando, como casi siempre, algún detalle de la receta original. El resultado ha sido estupendo, así que quiero compartir con vosotros esta variante de la variante que Entre Cables y Sartenes ha hecho de la ensalada que se zamparon en Alemania por sorpresa y sin comerlo ni beberlo (es un decir ;D).

La cosa es tan complicada como cortar en dados, más o menos del mismo tamaño (por aquello de...) tomates, cebolla o cebolleta y pepino; añadir queso feta (suele venir en dados, si no troceadlo como los otros ingredientes) y aceitunas, una lata de un buen atún en aceite (esto es cosa mía, es que se me apeteció), y aliñar el asunto con orégano, un buen aceite de oliva, un buen vinagre, y sal gorda. Listo! El resultado es una ensalada contundente, sabrosa y muy fresca, que puede funcionar muy bien como un entrante a compartir cuando viene gente a casa, o como un segundo plato (al fin y al cabo lleva pescado y verdura variada). Eso sí, los tomates tienen que ser buenos y de temporada, me temo que no volveré a tomarme esta maravilla hasta dentro de varios meses... :/

domingo, 16 de junio de 2013

Ensalada de salmón

Un post rápido para una ensalada también rápida pero deliciosa, que tiene poco que explicar y mucho que disfrutar. Fijaos qué cosa más complicada: hay que limpiar a conciencia, escurrir muy bien (si no el agüilla que queda estropea una barbaridad el resultado) y trocear lechuga; añadir tiras de salmón ahumado (me encanta el de Usisa, una empresa estupenda de Isla Cristina), dados de queso fetatomate también en dados y sal gorda. Sólo queda aliñar el asunto con una vinagreta de cebolla y pepinillos en una burunoise muy pequeña (mientras más, mejor), aceite de oliva virgen extra (últimamente estoy alucinando con el que elaboran en la cooperativa Oleodiel), eneldo y mostaza. Lo dicho: una receta rápida pero exquisita, ¿qué os parece???? A ver quién sigue diciendo que las ensaladas son aburridas, o que comer pescado es complicado... Dos por uno :)

Cuando llegan los calores suelo darme atracones de este tipo de ensaladas, y cuando digo atracones me estoy refiriendo a atracones... Con una crema fría antes (un buen gazpacho, un salmorejo, una vichyssoise, un remolacho, una crema de calabacines y manzana...) me parece un menú de 10 :)

domingo, 2 de junio de 2013

Ensaladilla de marisco y piña (by GCA-D)

Hace pocos días preparé con mi primo Gonzalo Cadillá (GCA-D) una hermosa fiambrera de esta ensaladilla para llevar a una reunión con muchísima gente y la verdad es que quedó muy rica y gustó mucho, así que tras una cortísima negociación con el cocinero hemos decidido, por unanimidad, subir esta sencilla receta a Gastronofilia. Nos quedan pendientes otras visitas y otros enredos más elaborados, porque Gonzalo es un cocinero de nivel que tiene a quién salir (su padre es ACZ, del que hemos hablado alguna que otra vez), pero todo eso ya llegará, espero que más pronto que tarde. De momento os cuento lo que pasó cuando Gonzalo se coló en mi cocina para preparar juntos esta ensaladilla que los dos os recomendamos, para hacer en casa para vosotros o, sobre todo, cuando tengáis que llevar algo sencillo pero resultón a algún enredo de mucha gente, con la seguridad de que vais a quedar bien.

Necesitamos algún marisco rico pero barato, y ahí que cada uno se apañe como pueda con lo que tenga a mano, claro. Nosotros esta vez hemos usado algo que es muy fácil encontrar en casi todos los mercados de abastos de por aquí abajo: esa mezcla de "colas" de gambas, langostinos, cigalas e incluso algún carabinero, todo rico y fresco pero de piezas pequeñas y sin cabeza, que venden como "restos" de calidad y a muy buen precio para ensaladillas, arroces... Fijaos qué buena pinta :-) Pero (evidentemente) vale cualquier marisco rico y a la mano que tengáis, sobre todo si hablamos de algo que os haya sobrado y no dé para mucha gente pero así podéis reciclar.



Mientras yo pelaba, cocía y picaba en trozos reconocibles estas colas de marisco, junto a una lata de piña al natural...


... Gonzalo cocía y troceaba papas en cantidad, para luego mezclarlo todo con una mayonesa aligerada con un poco del líquido de la piña y algo de leche...



Como siempre que hablamos de papas cocidas, es importante que queden tiernas y mezclarlas con el resto de los ingredientes estando aún tibias, para que absorban bien todo lo que tengan que absorber :-) También es importante servir esta ensaladilla fría, y eso quizá es lo que nos ha fallado esta vez a nosotros, porque al estar de excursión en mitad del campo (en realidad en algo parecido a una playa) las neveras con hielo se reservaban para la bebida... pero si el jolgorio es en una casa y hay donde mantener esta delicia fría os recomendamos que la hagáis, porque es una apuesta segura.

La próxima visita de Gonzalo a Gastronofilia tiene nombre y apellidos: me apetece mucho que hagamos un atún mechado, si es posible con ACZ... me consta que los dos bordan esa receta y le tengo tantas ganas... casi tanto como a guisotear con ellos dos, disfrutando del ratito juntos y la afición compartida... Quizá caiga ahora que llega el verano ;-) Ya os contaré.

domingo, 7 de abril de 2013

Zanahorias aliñás

Esta humilde receta es muy habitual en los bares de mi tierra y, como casi todas las cosas a las que estamos muy acostumbrados y que a veces no nos cuestan nada (por aquí abajo incluso te las ponen gratis al pedir una cerveza en algunas tascas), con frecuencia pasan desapercibidas y no son valoradas. A mí me gustan mucho, quizá porque las zanahorias me encantan de todas las maneras posibles, o porque el aliño que llevan con comino y orégano les da, creo yo, un toque especial. Así que, a pesar de lo simple de la receta y lo poco valorada que está, os la cuento rápidamente en esta entrada. Ah! y no me he equivocado al escribir el título: por aquí las llamamos así, zanahorias aliñás, no aliñadas :D

Basta con pelar y cocer unas zanahorias y, mientras se ponen blandas, se machacan en un mortero con sal gorda unos cominos (enteros, nada de los que vienen ya molidos, que el sabor no tiene nada que ver) y algo de orégano. En el mismo mortero (no es clave para la receta, pero es que yo con tal de fregar menos... ;D) incorporo unos ajos machacados con el prensa-ajos, vinagre, aceite de oliva, y lo mezclo todo bien. Cuando las zanahorias estén al dente pero  aún con cuerpo se apartan del agua y, aún calientes (porque pillan mejor el aliño) se trocean y se mezclan con el preparado anterior. Solo queda dejarlas enfriar y zampárselas, acompañadas de un vinito o de una cerveza muy fría, antes de entrar en asuntos de más calado ;) Un picoteo muy rico mientras se espera algo más noble :)

jueves, 16 de agosto de 2012

Piriñaca

¿A que suena raro esto de la piriñaca? Pues en Cádiz es de lo más normal, allí llaman así a una (sabia) manera de aprovechar restos de pescado (frito, asado...) con un picadillo de verduras. Cuando en casa se hace algún pescado en el horno o a la espalda me encanta que sobre, para así hacer piriñaca al día siguiente; la he llegado a hacer con un par de sardinas a la plancha que ya no nos podíamos comer :) 

Estrené el verano a principios de agosto cenando como una reina en un restaurante de El Puerto de Santa María (La Esquinita, muuuuy recomendable) donde, por aquello de ser el primer homenaje gastronómico del verano, nos pudo el ansia y pedimos demasiadas cosas antes del plato fuerte, un magnífico pargo a la espalda. Todo estaba mucho más que rico, vamos, que nos pusimos de grana y oro, y cuando llegó a la mesa el pargo (2-3 Kg calculo yo) casi no podíamos con él, y sobró prácticamente la mitad. Siempre que me pasa esto (y es con frecuencia, porque soy antojadiza y no tengo mucha medida a la hora de pedir comida en los bares, la verdad) pienso en lo sabios que son los extranjeros que, para estas cosas, tienen menos tonterías que nosotros, y piden directamente que les preparen lo que ha sobrado para llevárselo a casa (la tradición es solicitar la "bolsa para el perro" :))))) aunque en realidad sea para ellos). Pensadlo: ¿no lo habéis pagado? pues... lo que pasa es que no estamos acostumbrados, pero en realidad esta costumbre es de lo más sensata.

Esta vez decidimos que era una lástima dejar más de un kilo de exquisito pescado allí y pedimos que nos lo prepararan para casa; de paso, nos llevamos también tres langostinos atrigados bien gordos que nos habían hecho a la plancha y con los que tampoco podíamos. Con una parte del pargo hice croquetas (está feo que yo lo diga, pero salieron.... de lujo) y con la otra preparé la piriñaca que os cuento en esta entrada. Troceé los langostinos y desmenucé el pargo asado eliminando muy bien cualquier resto de espinas pero dejando trozos reconocibles, que es muy agradable encontrarlos :) quedó esto:


Luego piqué menuditos tomate, pimiento verde y cebolleta, los mezclé con el pargo y los langostinos, y aliñé el resultado como siempre (sal gorda, aceite de oliva virgen y un buen vinagre). Todos disfrutamos mucho al día siguiente, claro, pero los que más se alegraron de esta decisión de traernos los restos de la cena del día anterior fueron mi padre y mi madre, porque la piriñaca... los vuelve locos :)

domingo, 29 de julio de 2012

Ensalada de pasta con restos (nos vamos de vacaciones)

Ando como (imagino) muchos de vosotros, intentando vaciar la nevera, el congelador, la despensa y, a pesar de eso, tratando de comer en condiciones. Estos días pre-vacaciones suelen ser un poco extraños en las cocinas ¿verdad? La idea es darle salida a las cosas que tenemos acumuladas a la hora de decidir qué comemos hoy, y eso a veces da como resultado recetas de lo mas raras. Qué os voy a contar :) Para esas mezclas imposibles que permiten utilizar restos desde luego el arroz y la pasta son unos aliados estupendos, porque casan casi con todo. A veces salen cosas un poco extrañas, pero otras te tropiezas con inventos que terminan siendo deliciosos, y que repites ya sin la excusa de las pre-vacaciones :)

No os voy a contar las recetas raras que me estoy metiendo entre pecho y espalda estos días, me da vergüenza :) Pero hoy he improvisado una ensalada de pasta (me gusta usar los lacitos, como ya os he contado alguna vez) mezclada con mayonesa casera, fiambre de pechuga de pollo, huevo duro rallado, palitos de surimi, lechuga en juliana (pero lechuga-lechuga, la iceberg hace tiempo que no entra en mi casa) y brotes de soja. Una vez frio y reposado en la nevera el resultado me ha parecido muy apetecible, así que me he decidido a contaroslo aunque la receta no tiene, verdaderamente, nada de especial. Pero estaba rica y la voy a repetir, así que aquí la tenéis. Creo que entonces aprovecharé para añadirle unas alcachofas cocidas y troceadas (no sé porqué me seduce la idea, quizá porque me recuerda a una ensalada buenísima que hace mi prima Macarena) y también un poco de maíz. Ya veré :)

Aprovecho la entrada para despedirme de vosotros hasta dentro de unos días, cuando terminen mis cortitas vacaciones. Aunque desde luego seguiré cocinando (para mi es uno de los mejores ingredientes de unas buenas vacaciones: guisotear para la gente que quiero, si me dejan, claro) también voy a tomarme un descanso del blog, para cogerlo a mediados-finales de agosto con ganas. Un fuerte abrazo a todos!        

martes, 17 de julio de 2012

Papas aliñás con atún de almadraba y salsa tártara

No sé a vosotros, pero a mí hay algunas combinaciones de sabores que me parecen especialmente deliciosas. Una de ellas es la mezcla del atún con los pepinillos en vinagre. ¿Por qué? Pues no lo sé, pero me encanta :) Y esa fusión tan rica es la inspiración fundamental de estas papas aliñás (sí, nada de "patatas aliñadas", por aquí abajo nos referimos a ellas como las  llamamos al hablar a nuestra manera, papas aliñás :D), que no tienen ninguna complicación y para las que, además de un par de trucos que ya os he contado antes aquí o aquí, solo combiene tener en cuenta que una gran parte del asunto va a depender de la calidad del atún que utilicemos. Yo soy una forofa de las conservas de Usisa, y el atún de almadraba que comercializa esta empresa de Isla Cristina es una maravilla. Es verdad que es un pelín (solo un poco) más caro que las latas de atún de vaya-usted-a-saber-donde en aceite de girasol (?) que venden bajo marcas blancas, pero es que la diferencia entre ambos no tiene color... ni sabor. E, insisto, la diferencia de precio no es tanta. Mientras pueda, prefiero seguir apostando por productos buenos de empresas con nombre y apellidos y de aquí, y si son locales con más razón, cada vez lo tengo más claro.
Para elaborar esta ensalada solo hay que cocer unas papas (enteras y con piel) y, aún tibias, trocearlas groseramente; de camino también cocemos un par de huevos que rallaremos y añadiremos al asunto. Luego se mezclan con cebolleta en burunoise, perejil picado fino, y un buen atún de almadraba en conserva desmenuzado; también queda de lujo con melva y, sobre todo, con caballa. Si tenéis el buen criterio de usar estas conservas en aceite de oliva, NADA de escurrirlo: las papas cocidas tibias van a absorver el aceite, impregnándose de todo su sabor y del puntito del pescado, de manera que el resultado va a ser mucho más exquisito. Sí, las papas van a engordar más si chupan este aceite, pero... no estamos hablando de dietas ni de adelgazar, sino de aprovechar al máximo sabores y darnos un homenaje, que con la que está cayendo nos lo merecemos (kilos mediante). 



Luego solo hay que preparar una buena y sabrosa salsa tártara y mezclarla muy bien con lo anterior. Y listo. Un delicioso aperitivo (con la papa troceada muy fina y presentada en cucharitas queda de lujo como entrante), o una ensalada de primero, o un picoteo con la cervecita, o...   

domingo, 1 de julio de 2012

Ensaladilla rusa complicadísima

Cada vez que me ponen delante como "ensaladilla rusa" los preparados esos congelados cocidos, luego mezclados con mayonesa de bote y, a lo sumo, con un par de latas de atún, me dan las siete cosas. No entiendo que se recurra a esa abominación cuando hacer una ensaladilla rusa razonablemente decente es tan complicadííísimo como os cuento en esta entrada. Seguro que no es la original, y veréis que también tiro de algún que otro atajo, pero... nada que ver con lo otro, creo yo. La cosa es tan enrevesada como cocer, enteras y con piel, unas patatas (prefiero usarlas de tamaño medio, para acabar antes), un par de zanahorias (idem) y huevo (las cantidades, como siempre, a ojo). 


Cuando el lío lleve 10 minutos hirviendo se saca el huevo y se mete en agua fría, para cortarle la cocción. ¿El tiempo con el resto? Pues basta el sofisticado método de la punta del cuchillo... a mí me gusta apagar el fuego cuando las patatas están ya algo blandas pero aún enteras, porque se terminan de hacer con el calor residual. Luego se escurren y se dejan atemperar. Cuando las patatas y la zanahoria hayan perdido un poco el calor se pelan y se trocean muy menudas; a mí incluso me gusta (para las patatas) usar la parte gorda del rallador para que queden bien desmenuzadas y casi se dejen de notar, completamente mezcladas con todo lo que viene después.


El huevo duro también lo rallo y, a esa mezcla, le añado un puñado de guisantes, algunos palitos de cangrejo picados chiquititos, algo de atún en aceite desmenuzado (últimamente estoy flipando con el de la marca Tejero, de Isla Cristina, la mojama y las conservas de Usisa son una pasada) y mayonesa casera. Se mezcla todo bien-bien y a la nevera, a que coja algo de frío para que compacte y se quede como se tiene que quedar.


Esta receta base se puede complicar tanto como se quiera: aceitunas, pimientos morrones, gambas cocidas (en vez de los palitos de cangrejo), pepinillos en vinagre y alcaparras (como hace Laura, y lo pienso probar cuanto antes porque me parece una idea estupenda)... Pero en este post quería contaros la receta para mí más básica, la que siempre hago, con o sin complicaciones añadidas. Sencillamente de esta manera que os he contado os aseguro que queda muy rica, y desde luego si la ennoblecéis con alguna de las sugerencias anteriores, mejor que mejor. ¿De verdad es tan complicado???? Ahora convencedme de las ventajas de mezclar con mayonesa de bote el engrudo que venden congelado...

Llegando esta época suelo tener casi siempre esta ensaladilla rusa como fondo de nevera, me gusta especialmente (y no sé por qué) como acompañamiento de unos filetes de pechuga de pollo a la plancha, pero también ella sola, sin más. Bueno, con una cerveza fresquita...y buena compañía ;)

viernes, 11 de mayo de 2012

Ensalada de pollo, nueces y queso feta

Descubrí esta ensalada un día que me dio por mezclar e improvisar, y me gustó tanto el resultado que la repito con bastante frecuencia. No puede ser más simple: basta con hacer a la plancha unos filetes de pechuga de pollo, previamente salpimentados, y trocearlos luego en tiras o dados, lo que prefiráis. La base de la ensalada es lechuga (pero lechuga-lechuga, la de verdad, a mí la iceberg es que no me termina de convencer) y la completamos con las tiras de pechuga de pollo a la plancha, tomate (yo hoy he usado cherry), nueces desmenuzadas en trozos y queso feta. Para el aliño se puede inventar, claro, pero a mí para esta ensalada me gusta tirar de lo clásico: un buen aceite de oliva virgen, un buen vinagre (esta vez he usado uno de Bodegas Rubio de La Palma del Condado que me trae loca últimamente) y sal gorda. Vamos, una complicación... ;) El resultado está buenísimo, una delicia.

domingo, 15 de abril de 2012

Ensalada de caballa en aceite con judías verdes y tomate

Esta receta tiene muy poco que explicar y mucho que degustar, qué fácil es de hacer y qué rica está. No hay excusa! Compré en el mercado judías verdes magníficas a un precio estupendo y las he hecho al vapor, reservando una parte para sofreírlas al ajillo sin más (me pierden) y la otra parte para esta receta. Las he mezclado con huevo duro rallado, tomate (ya empieza a haberlos buenos :D) troceado en dados pequeños, cebolla en burunoise, un pellizco de semillas de lino (últimamente las uso mucho, se camuflan muy bien y son estupendas, pero si no las tenéis y/o no os apetecen pues no las uséis, mirad lo que os perdéis), y una lata de una buena caballa en aceite oliva desmigada; luego he aliñado el asunto con sal, aceite de oliva y vinagre. ¡A la barriga! Y si es a temperatura ambiente mejor, que estas ensaladas se conservan muy bien en frio pero como están realmente ricas es si las tenéis un buen rato fuera de la nevera antes de tomarlas. Y desde luego aliñadlas con las judías aún calientes, que quedan muchísimo mejor. Cada vez que hago ensaladas con verdura o con patata me acuerdo de Arturo Candau, dándome este acertadísimo consejo un verano en El Puerto de Santa María. He seguido su consejo a piés juntillas desde entonces y os aseguro que es una verdad como un templo: aliñad este cañonazo de vitaminas y minerales en caliente-tibio y no os lo comáis frio.  Una delicia!   

jueves, 6 de octubre de 2011

Ensalada Caprese

Esta entrada no tiene absolutamente ningún misterio, aquí hoy no vais a encontrar ningún truco, ni nada que no sepáis ya. Seguro que la habéis probado en alguna ocasión o, al menos, habéis oído hablar de ella: la Caprese. Sencilla, contundente, exquisita, sabrosa, una delicia. Esta maravilla sólo tiene dos peculiaridades, ya que requiere dos ingredientes que (al menos hasta donde yo sé y por aquí abajo) no es habitual tener en casa: mozzarella y albahaca fresca. Pero si os hacéis con ellos la cosa no tiene ninguna complicación, bueno, hace falta un buen aceite de oliva virgen (eso sí lo tenéis en casa, ya sabéis que es imprescindible y necesario, ¿verdad????) y, en este caso, un vinagre en condiciones.

Le tenía yo ganas a esta ensalada pero, después de ver este verano la albahaca fresca-de-verdad en los mercados y las tiendas de Italia, pues como que los manojitos de albahaca que venden en algunos hipermercados me parecían mustios, me daban pena y no me animaba a hacerla. Pero en septiembre, en un arrebato de osadía, compré un sobre de semillas de albahaca y las sembré, sin conocimiento ninguno, simplemente las planté en una jardinera y me dediqué a regar y observar el invento. Hay que precisar que vivo en el sur de España y aquí tenemos sol y calorcito hasta bastante tarde, eso ayuda con estas incursiones en la jardinería sin tener ni idea. El caso es que empezaron a salir unos brotes bastante prometedores, que yo seguí regando y mirando casi a diario, con la esperanza de que de allí saliera algo aprovechable. Me marché la semana pasada por líos de trabajo varios días a Cáceres (por cierto, qué bien he comido, he recomendado algunos sitios en www.11870.com) y, a la vuelta, fijaós qué cosa más bonita me he encontrado.



No tengo ni idea de estas cosas, seguro que debería haber dejado crecer esta hermosura, pero... me pueden las prisas y tengo un pronto impaciente muy fuerte, así que hoy he comprado unos buenos tomates (todavía hay) y mozzarella (¿de búfala???? no sé, no sé), le he dado pechizquitos a la albahaca de mi maceta, he troceado los tomates a cuchillo y la mozzarella y la albahaca con las manos (siguiendo los consejos de Anna Mayer, que ella es la que sabe de esto) y he aliñado el resultado con aceite de oliva virgen, sal gruesa, y un pelín de vinagre (hoy he usado uno de Bodegas Rubio que me tiene alucinada, qué cosa más rica). Cuando me he zampado esta delicia mis manos olían a albahaca...

sábado, 9 de julio de 2011

Ensaladilla rusa rosa

Hoy os subo otra de las recetas que aprendí de la Tata Curra, aunque claro, la he tuneado un poco :) Es de lo más simple y sencilla de hacer, tanto que ni siquiera le he hecho fotos al paso a paso, no merece la pena. Esta es la época perfecta para tenerla preparada en la nevera, bien fresquita, y tomarla como aperitivo, o de guarnición de algún pescado, o de unos filetitos de pollo a la plancha (me encanta esa combinación), o... lo que os apetezca.

Sólo se necesitan patatas cocidas, uno o dos huevos duros (según la cantidad de ensaladilla que queráis hacer), una o dos latas de atún (idem), guisantes (yo tiro de los congelados, la verdad), remolacha cocina (es muy cómoda y da muy buen resultado la que venden así al vacío) y mayonesa, si es casera, mejor. También me gusta añadirle zanahoria cocida, pero hoy no tenía; una vez le puse unas gambas que me habían sobrado de otro lío y, como es lógico, quedó muy bien. La elaboración es tan complicada como trocear las patatas, la remolacha y la zanahoria (a mí me gusta todo en trozos pequeños), rallar el huevo, desmenuzar el atún, y mezclar todos los ingredientes incorporando la mayonesa, que se pondrá rápidamente rosa por el "tinte" de la remolacha. Y listo. A la nevera, y ya veréis qué rica. 

lunes, 6 de junio de 2011

Ensalada de pasta, manzana y nueces

No os cuento nada nuevo si digo que la pasta admite de todo y es un ingrediente de lo más agradecido. De sus múltiples posibilidades en caliente ni hablamos, todos lo sabéis, ni siquiera hay que saber cocinar para preparar un buen plato de pasta, basta con seguir las instrucciones de cocción y tener un poco de sentido común. Y cuando llega el calorcito se pueden hacer estupendas y de lo más variadas ensaladas de pasta, como por ejemplo la que os subo en esta entrada que, además, es muy interesante porque (como otras muchas ensaladas) nos permite camuflar fruta y así colársela de contrabando a quienes se resisten a tomarla ella sola, sin anestesia. Que por cierto ellos se lo pierden, porque es de esas cosas que no entiendo: ¿cómo puede no gustar la fruta????

Para las ensaladas de pasta a mí me gusta usar la que venden pequeña y medio retorcida, tipo lacitos, tiburones, o lo que mi abuelo Mariano llamaba "telefonillos"; la idea es que la pasta, una vez cocida, tenga pequeños huecos en los que se metan los otros ingredientes, cosa que no pasa si se usan macarrones, por ejemplo. He cocido la pasta (hoy, lacitos tricolores) el tiempo que indicaba el paquete y, a la vez, he hecho un huevo duro. Los he escurrido y enfriado a la vez con un colador y abundante agua fría y, mientras tanto, he preparado el resto de los ingredientes y he hecho mayonesa; por cierto, que ya subiré una entrada contando cómo hacerla muuuuuuuy fácilmente... en menos de 30 segundos (literalmente) y sin riesgo de que se corte ni nada por el estilo. He mezclado la pasta ya fría con el huevo duro rallado, la mayonesa, fiambre de pechuga de pollo en dados picados (ni que decir tiene que queda mucho mejor si se usan filetes de pechuga de pollo a la plancha y luego troceados, pero hoy no tenía), maiz, nueces picadas, manzana en dados pequeños y lechuga en juliana. Si se tiene prisa y se hace sobre-la-marcha pues nos comemos el resultado tal cual, pero a mí lo que me gusta es hacerla con tiempo y dejarla en la nevera, para que se enfríe y tome cuerpo. Como casi siempre se trata de una ensalada fácil, rápida, sana y muy apañá. La próxima vez la voy a ennoblecer con unas gambas y/o con remolacha cocida y/o unas pasas de Corinto reblandecidas... la imaginación al poder :) Como siempre con las ensaladas.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...