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lunes, 5 de febrero de 2018

Fideua (exprés) de gambas

Hace años que descubrí las ventajas de tener (siempre) en el congelador una buena ración de gambas arroceras. Ya sabéis, me refiero a esas gambas de tamaño medio-chico: las pobres no dan para cocerlas y comértelas tal cual, pero son ideales para cocinar: en un arroz, un revuelto, de base para unas croquetas... Las compro en la Plaza del Carmen (ya os he contado muchas veces que, en mi tierra, llamamos así a los mercados), y me gusta tenerlas como "fondo" de congelador porque, dándole un par de meneos a la bolsa en la que estén, se separan muy bien y puedes utilizar las que quieras para lo que quieras :) Por ejemplo para la receta que os traigo hoy, un guiso de fideos chicos con (mucha) verdura y gambas. Esta receta es exprés porque si tenéis este tipo (u otro) de gambas congeladas, y un fondo de verduras razonablemente digno (vamos, lo mínimo que se despacha...), podéis hacerla casi sin planificación y disfrutar de un guisote rápido, muy rico, y sin complicaciones.

Para dos-cuatro personas basta con un puñado de gambas que pelaremos, reservando los cuerpos y cociendo las cabezas y las cáscaras en agua, sal y, si se tercia, alguna hierba (me gusta añadir perejil pero hoy no tenía...). Así haremos un fumet muy básico, que es uno de los puntos definitivos de esta receta. A las malas podéis usar solo agua pero... nada que ver :)



Además hay que preparar un refrito en burunoise de, al menos, ajo, cebolla, pimiento verde, tomate y, si es posible, zanahoria y puerro (obviamente, lo SUYO es añadir más metralla verde: si tengo -que hoy no ha sido el caso- también cae apio y pimiento rojo). Para esto esta vez he estrenado el MAGNÍFICO cuchillo que veis en la foto (Arcos es, con diferencia, mi marca preferida) y que me ha regalado hace poco un amiguito :) No siempre puedo (de hecho, casi nuca) pero me encanta guisar con la mise en place...



También hay que tostar previamente y bien los fideos: deben ser finos (por aquí los llamamos "fideos cabellín"; yo los uso integrales) y se deben tostar en una sartén, con un hilo de AOVE, y sin parar de moverlos para que no se quemen... cuidado... son tan pequeños que se van en un pis-pás... Deben tostarse ligeramente pero sin quemarse. Aquí veis el antes y el después.




Con todo eso preparado (el fumet, las gambas, el mise en place de las verduras, y los fideos tostados) ya podemos empezar: sartén al fuego con AOVE y todas las verduras (menos el tomate) a rehogar, cuando estén se añade el tomate y se dan varias vueltas. ESTE es el momento de añadir hierbas y/o especias al gusto de cada cual, yo -como siempre- he añadido pimienta negra recién molida pero probablemente este guisote admite también otras cosas: azafrán, cúrcuma, quizá alguna mezcla oriental tipo ras-el-hanout... imaginación al poder :)



Luego se incorporan los fideos previamente tostados, el fumet (que cubra como un dedo por encima del guiso), y las gambas. Y a cocer hasta que reduzca el líquido, luego un rato de reposo y... ¡listo!




Como con muchos arroces, me gusta rematar esta fieduá con un falso alioli (vamos, una mayonesa casera con ajo); puede parecer raro pero os aseguro que le da un punto increíble. Siguiendo en esencia la misma lógica que os he contado, se puede hacer fideuá casi de cualquier cosa: la ventaja es que este guiso es mucho más agradecido y facilón que el arroz y está igual de rico. Ya me contaréis :)

domingo, 18 de junio de 2017

Ceviche peruano (by Margarita Córdoba)

Desde que lo probé (muy tarde, pero más vale así si la dicha es buena) tengo debilidad por el pescado crudo. Cuando me quiero dar un homenaje suelo tirar del recurso fácil de la cocina japonesa (mmm...), pero la opción latinoamericana del ceviche me viene interesando cada vez más. En realidad el ceviche no es pescado crudo en un sentido estricto, porque lleva un rato de maceración en un cítrico (normalmente limón o lima) que, en parte, lo "cuece". Pero, acostumbrados como estamos en España a tomar el pescado (casi exclusivamente) frito o al horno, al paladar el ceviche nos parece pescado crudo, aunque en realidad no lo sea. El caso es que me interesa y me mola, y reconozco que que solía disfrutar como "ceviche" en bares y restaurantes españoles lo que me ponían (y siguen poniendo), básicamente pescado y alguna que otra cosa, con limón y perejil. Y me gustaba, de hecho. Pero claro, como suele suceder, el conocimiento estropea muchas cosas... cuando probé #cevichedeldeverdad se me cayeron los palos del sombrajo. Ya no me mola lo que habitualmente ofrecen como ceviche en muchas cartas de muchos bares y restaurantes, porque ya sé, de primera mano, que no lo es.

La culpa de esta deliciosa decepción la tienen mi amiga Margarita y su cuñada Carolina. Marga descubrió el ceviche directamente en Perú con ocasión de la boda de su hermano Paco con Carolina, y ella le enseñó la receta básica y pata-negra. Desde entonces las dos se las agencian para conseguir en España los ingredientes básicos menos habituales aquí, y se ponen tibias de #cevichedeldeverdad fuera de Perú. Como además de muy buena cocinera (y, por cierto, mejor repostera, pero de eso ya hablaremos otro día) Marga es muy generosa, organizó hace poco una sesión de showcooking monográfica de ceviche en su casa para la que esto escribe y para Diego, el responsable de La Bohemia (c/Garcí-Fernández, 5), un estupendo restaurante de Huelva. La carta de La Bohemia tiene vocación tradicional y también de vanguardia, es una propuesta original pero a partir de productos locales, que ellos tratan con mucho sentido común. Vamos, una visita recomendable si aterrizáis por Huelva. El caso es que nos juntamos los tres en casa de Marga, y nos preparó el ceviche protagonista de este post. Ella hizo obviamente de cocinera y Diego se encargó de las fotos; hay que decir que andaba estrenando cámara y las fotos que hizo y acompañan a esta entrada no salieron muy allá... Ya las arreglaremos ;) Por mi parte, en esta ocasión levanté las orejas y abrí muy bien los ojos, pillando todo lo que podía, y tratando de calmar mi desasosiego: no estoy acostumbrada a que se cocine delante mía y no enredar...

Marga es tan generosa que me ha preparado un texto con la receta escrita que, casi literalmente, os transcribo a continuación. Digo casi porque en su casa no pude cocinar, pero claro, aquí algo de mi cosecha sí que he metido... ;) Os reproduzco aquí el texto de Marga con mis comentarios aquí y allá, pero cambiando el formato de letra para que podáis diferenciarlos de la receta original de Marga (y Carolina, claro) que es la que vale. El resultado que nos zampamos aquel día es una delicia que ha estropeado sin remedio mis incursiones en las cartas españolas que ofrecen por "ceviche" casi cualquier cosa. Que no está mal, pero NO es ceviche. Y lo sé gracias a Marga :) Amiga, gracias por tu receta, por la excelente velada, pero sobre todo gracias por ser como eres :*


En el año 2000 cuando estuve en Perú descubrí este maravilloso plato. Me fascinó. Raro era el día que no caía uno. Aprendí a hacerlo (contaba con una excelente maestra, mi cuñada). Desde entonces deleito habitualmente mi paladar con semejante manjar. El ceviche es el plato emblema y estrella del Perú, y aunque otros países sudamericanos reclaman la autoría del ceviche como propia (Venezuela, Chile…), creo que por lo rico que está intentan aprovecharse de ello, pero lo cierto y verdad es que todo el mérito se lo tenemos que adjudicar a Perú. Este plato demuestra la influencia del gran número de japoneses (en Perú los llaman chinos) que de antaño se instalaron en el Perú, por lo que es de justicia reconocerle todo el mérito a este país, puesto que es de donde es originario.

INGREDIENTES:
  • Pescado: Debe ser blanco y con cuerpo: pez rosado, corvina, bacalao fresco… Al pescado o pescados que elijamos se le puede añadir marisco (gambas, langostinos), y también pulpo cocido, almejas, mejillones,… (los bichos con concha si disponemos de utensilio para abrirlos lo ideal es que sean vivos, si no es posible les damos un toque de calor (al vapor o microondas) suficiente para abrirlos. Fundamental que sea un pescado de excelente calidad, igualmente el marisco y moluscos que utilicemos. Si el pescado es fresco debemos congelarlo por aquello del anisakis.
  •  Cebolla morada (Gastronofilia añade: que no, que no es cuestión solo de color; NO VALE la cebolla blanca, tiene que ser morada).
  • Lima: Actualmente no tenemos problemas para encontrar limas, pero en caso de que no dispusiéramos de limas podemos utilizar limones. Si utilizamos limones conviene dejar macerar el ceviche de 30 a 45 minutos para que el limón cure el pescado. Pero, como no hay problema para encontrar la lima, es preferible usar ésta al limón. Hay diferencia y el resultado merece la pena.
  • Culantro (Gastronofilia añade: así llamamos por aquí al cilantro): Por supuesto fresco, y la generosidad depende del gusto (como a mí me encanta pues soy muy generosa con él).
  • Ají rojo o rocoto: Son pimientos picantes potentes. El ají es alargado y el rocoto redondeado. La cantidad depende de lo que a cada uno le guste el pique y lo que pueda soportar (si también añadimos las pepitas el pique hará que se caigan dos lagrimones (Gastronofilia añade: os JURO que esto último es verdad)Este quizá sea el ingrediente más difícil de localizar, pero lo podemos buscar en tiendas que vendan productos de comida china, japonesa o sudamericana. En caso de que no lo encontremos podemos sustituirlo por cayena (la de Hacendado estupenda). La cantidad, pues lo dicho, depende del gusto y tolerancia a los sabores picantes. (Gastronofilia añade: a ver, que cada cual haga lo que quiera. El ceviche debe de picar -le da un punto exquisito-, pero en mi opinión un pique excesivo mata por completo el sabor de todo; y con el rocoto hay que tener mucho cuidado).
  • Pimienta negra recién molida.
  • Ajo.
  • Sal.
  • Ajinomoto: Así lo llaman los peruanos. Es glutamato monosódico, un sazonador que le da al ceviche un puntazo y equilibra toda la mezcla de sabores. (Gastronofilia añade: literalmente cierto. Yo escuché lo del ajinomoto con bastantea cautela, pero tiene un sabor muy peculiar que, ciertamente, le va de lujo al ceviche. No es demasiado complicado de encontrar, y creo que es necesario para este plato).
  • Choclos: Es un maíz grandote de color blanco. Aquí no lo tenemos, o al menos yo no lo he localizado. En su caso podemos utilizar maíz normal de lata.
  
PREPARACIÓN:
El pescado seleccionado se trocea en dados pequeñitos, se le añade las gambas o langostinos pelados, y lo que queramos de concha. Se le añade la cebolla cortada en juliana y el culantro picado. (Gastronofilia añade: esta vez, el tamaño sí que importa. El pescado tiene que trocearse pequeño porque debe "cocerse" con la lima en relativamente poco tiempo, pero tampoco vamos buscando un tartar... En las fotos de más abajo podéis ver el tamaño que propone Marga).



En un mortero se echa la sal, el ajo, la pimienta recién molida, el ají (rocoto o cayena) y el ajinomoto, y todo bien majado se le añade a la preparación anterior. Esto se puede hacer también en batidora, pero a mí me gusta darle al mortero.


(Gastronofilia añade: esto es un rocoto, chiquitito pero os aseguro que matón).


Se exprimen las limas (Gastronofilia añade: muuuchas limas, véase la foto...), y el zumo se le añade a todo lo anterior hasta cubrir todo el pescado. Se le da un meneíto para que se mezclen adecuadamente todos los ingredientes y se deja reposar un ratín. Y a disfrutar… El ceviche se sirve acompañado de maíz (choclos).


(Gastronofilia añade: Ya sabía que el líquido que resulta de la maceración anterior se llama leche de tigre, pero Marga me explicó que en Perú se toma aparte del ceviche, en un vaso. Os aseguro que es una delicia, sobre todo si la preparación anterior está bien despachada de culantro).

sábado, 29 de abril de 2017

Quinoa con pollo y gambas (para Ricardo G)

A diferencia de otros alimentos que se ponen de moda y luego caen desuso (porque no dejan de ser eso, modas), yo creo que la quinoa ha llegado para quedarse. Se la define como un pseudocereal porque, aunque se usa básicamente como estos (sobre todo se parece, en su forma de tratarla, al arroz) en realidad es una semilla, que a pesar de que se haya puesto de moda ahora (al menos en España) se viene utilizando desde hace tiempo en países andinos (los de mayor producción son Perú, Ecuador y Bolivia). Lo mejor de la quinoa es que es muy muy muy sencilla de preparar y que tiene muchas e interesantes propiedades (mirad por ejemplo aquí o aquí). Como soy tan novelera estoy desde hace un tiempo jugando con ella, y la verdad es que cada vez me gusta más. Me parece un ingrediente interesante, cómodo y resultón, al que le pasa lo que al arroz o a la pasta: en sí mismo no sabe a nada o a casi nada, pero dependiendo de cómo lo trates y con lo que lo combines da juego. Y si encima es sano pues... a mi casa, a mi cocina, para mi salud y la de los míos. Hoy os cuento una receta de lo más simple con quinoa y algunos trucos para prepararla, espero que os guste la entrada. Pero sobre todo espero que le guste a mi amigo Ricardo, que anda últimamente fastidiando con intolerancias varias sobre todo al gluten. Cuñao, creo que esta receta la puedes tomar y, si no es así, pues quita-pon lo que te parezca, pero la quinoa seguro que puedes dejarla. Y en cualquier caso pues eso, que ya sabes lo mucho que te quiero, jodío :)

Vamos a la receta. La única precaución (por llamarla de alguna manera) que hay que tener es que los granos de quinoa, tal y como los encontramos en tiendas y supermercados, traen una capa externa de saponina, una sustancia que como otras muchas solo es tóxica ingerida en grandes dosis pero que, cuanto menos, es amarga y conviene eliminarla. Solucionar este pequeño problema es tan sencillo como sumergir la quinoa en agua, frotarla suavemente con los dedos (observaréis que el agua se pone turbina) y cambiar el agua varias veces hasta que veáis que tras frotar los granos el agua queda limpia. Punto :) Mirad el antes y el después, en este caso con una taza de quinoa y tras cinco cambios de agua.



A partir de ahí, imaginaos que estáis haciendo un arroz. Pues igual. La quinoa vale como guarnición (ella sola) o como ingrediente fundamental de un plato con protagonismo propio (si lleva más cosas). Como guarnición de otra cosa, o como elemento central de una ensalada, si la cocéis tras sofreírla con un poco de ajo, mejor. Si en vez de en agua la cocéis en un líquido con cierta metralla (un caldo de lo que os venga bien: de pollo, de verduras, de carne, de marisco...), también mejor. Lo que he hecho hoy es lavar la quinoa como antes os he explicado, y preparar un sofrito de muuuucha verdura en burunoise (ya me conocéis); hoy han caído ajo, cebolla, puerro, pimiento verde, y al final un poco de tomate rallado. Ahí he añadido pechuga de pollo troceada en tacos pequeños, le he dado un par de vueltas (se hacen muy rápido), le he añadido un golpe de sal gorda y otro de pimienta negra recién molida, otro par de vueltas más, y un chorreón (no sabría deciros) de vino blanco (en este caso fino), un puñado de perejil fresco picado y un poco de cúrcuma (por aquello del color pero también porque, de paso, te metes entre pecho y espalda algo con muchas propiedades, yo hace tiempo que dejé de usar los colorantes alimentarios). Se dan varias vueltas más y, sobre esa preparación previa, se añade la quinoa convenientemente enjuagada, se le dan varios meneos, y se añade el doble de la cantidad de líquido; en mi caso, un caldo hecho con las cabezas y las cáscaras de unas gambas que he troceado y dejado reservadas para añadirlas en los últimos minutos de cocción del asunto (las gambas, y más si están troceadas, se hacen en un pis-pas; ponedlas muy al final). Se deja cocer todo hasta que la quinoa absorba el líquido (suele tardar lo mismo que el arroz) y listo.





Desde esta receta (por llamarla de alguna manera, porque es muy básica) podéis tontear con la quinoa tanto como queráis. Ya me contaréis, aquí o en la página de Facebook de Gastronofilia. Bss!!!!!!

domingo, 28 de febrero de 2016

Bacalao con fritada de pimientos y cebolla

Si me dan a elegir (y si no también) sin duda prefiero el pescado a la carne. Vamos, sin dudarlo. Pero dentro del pescado no sabría por cual decidirme aunque, también sin duda, el bacalao no estaría entre mis elegidos. Ya sé que tiene muy buena prensa y que se prepara de miles de maneras muy apetecibles (especialmente, los portugueses se llevan la palma creo yo), pero... que queréis que os diga, yo no flipo con el bacalao y sí flipo (y mucho) con otros pescados. Me da incluso coraje cuando algún forofo perdido habla del bacalao con los ojos en blanco y alucinando, principalmente porque me corroe la envidia por no sentir algo parecido. Todo esto no quita para que, (muy) de vez en cuando, me dé por cocinar bacalao; como más me gusta es en revuelto con patatas y culantro, el famoso bacalao à bràs portugues; hoy os traigo otra variante que también me mola, y que hice hace poco en casa de un buen amigo con ocasión de una visita al Algarve con otros buenos amigos (tengo suerte), de la que me traje lo más grande y, entre otras cosas, unas estupendas piezas de bacalao salado.

Necesitamos unos buenos lomos de bacalao, ya sean frescos o salados, en el segundo caso la cosa empieza por desalarlos. Yo me he fiado de las indicaciones del señor que me los vendió (en una tienda pequeñita en el lateral del mercado de abastos de Vila Real de Santo António), y he tenido el pescado dentro de una fiambrera y en la nevera 36 horas en agua, cambiándola cada 6 horas (más o menos). Ha quedado así:


He preparado una buena tanda de cebolla, pimiento verde y rojo en trozos no demasiado pequeños, porque es agradable encontrarlos como base de verdura a modo de guarnición de este plato:


He puesto a sofreír la verdura a fuego medio en una cacerola amplia, con muy poca sal y algo de pimienta negra recién molida. La cebolla y los pimientos se han estado pochando hasta quedar blanditos y agradables pero aún enteros:


En otra sartén he sofrito, esta vez a fuego (es un decir... inducción) vivo, unas láminas de ajo; le van genial a los pescados en general y al bacalao en particular. Una vez apartados, en esa misma sartén y en ese mismo aceite (con aroma a ajo) he marcado ligeramente los lomos de bacalao por la parte que no tiene piel, luego los he colocado en la otra cacerola sobre la base de pimientos y beolla, con la piel hacia abajo. Luego he colocado encima las láminas de ajo y lo he dejado hacer chup-chup, despacio, un ratito (depende del grosor de los lomos, pero mejor quedarse corto que pasarse). Aquí es donde se ve la calidad del bacalao; si es bueno, quedarán unas lascas muy visibles que os darán la pista de que está hecho (fijaos en la primera foto de la receta, se ven bien) y hay que apagarlo.



Me gusta emplatar esta receta colocando la fritada sobre los lomos, para que , después de mezclarse con el ajito, dejen caer toda su sustancia sobre las las lascas del bacalao... Luego toca mojar pan y acompañar esta receta con un buen vino blanco, a ser posible un vinho verde... Y a añorar el bien tiempo y el verano, que para mí es sinónimo de ir un día sí y otro también a Portugal :)

domingo, 2 de agosto de 2015

Salpicón con restos de atún de almadraba

Qué verdad más grande es esa de que pueden salir (y salen) magníficas recetas de #dondemenosteloesperas. Ayer compré en La Plaza del Carmen de Huelva una estupenda pieza de lomo de atún rojo de almadraba de Isla Cristina, con idea de hacer el tataki con sésamo y manzana que borda mi amiga Cristina. La pieza era buenísima así que, lógicamente, valía un ojo de la cara. Pero después de parlamentar con el responsable del puesto de pescado (ir a los mercados los sábados por la mañana, y ser amable y respetuosa con el personal, tiene estas cosas) conseguí que me vendiera la mitad del lomo a un precio muy razonable, después de sacarle unos filetes de #caerte2lagrimones para la amiga con la que estaba buitreando por la plaza. El caso es que me llevé algo menos de 1 Kg de atún a muy buen precio, en una pieza, rojo, precioso, pero... con los bordes cortados longitudinalmente. Llegué a casa, cuadré el trozo de lomo "prescindiendo" de los dos bordes, y lo congelé 24 horas por aquello del pescado semi-crudo (era para un tataki) y el anisakis. Que os confieso que no sé si la cosa es para tanto pero, por si acaso... El caso es que mi objetivo era el tataki de atún, y los restos pues... de entrada como que me daban igual. Pero nos los iba a tirar, así que improvisé esta receta de aprovechamiento, que me ha encantado y que quiero compartir con vosotros. La pienso volver a hacer muchas más veces, pero no como algo secundario a otra receta más noble sino en sí misma, directamente, porque me parece todo un hallazgo. Vamos a ello. 

Hay que darle un par de vueltas en la plancha/sartén, muy caliente, a los restos de atún incorporando, directamente en la plancha/sartén, algo de sal gorda. No recomiendo hacerlos mucho, queremos que queden jugosos. Cuando estén, se los deja reposar un rato.


Mientras pierden el golpe de calor, se hace la base de todo salpìcón (o picadillo, como también se le llama) que se precie: pimiento verde, cebolleta y tomate (como siempre que puedo, he usado tomate rosado de Aracena), picados en una burunoise no demasiado fina: me encanta el salpicón "del señorito", con trozos muuuuy pequeños y de bocado, pero con atún fresco salen unas lascas muy hermosas y contundentes que buscan eso, contundencia. Así que recomiendo trozos pequeños pero reconocibles. Vamos, esto:

     
Cuando los trozos de atún hayan templado y reposado un rato, se pasan a la tabla y se trocean/desmigan groseramente y sin demasiados miramientos:



Solo queda mezclar las lascas de atún con el salpicón y aliñar el resultado con un aceite de oliva virgen extra (el AOVE de vuestra zona que tengáis a mano seguro que estará bien, pero que sea bueno), un BUEN vinagre (por favor, NO os carguéis este recetón con liquiduchos transparentes... gastaos un par de euros más y ennobleced vuestra cocina con un vinagre como Dios manda), y sal gorda


Creedme, el resultado es de 10. Bueno no, de 20 ;) ¡Y eso que el objetivo era otro, y esto ha sido una sorpresa #dondemenosteloesperas!!!!!! Dentro de 10 días me voy de vacaciones con mi familia; estoy deseando hacerle esta receta a mi padre y a mi hermano Mariano, auténticos devoradores de cualquier salpicón fresquito que se les ponga por delante :)

viernes, 24 de abril de 2015

Tortillitas de bacalao

O, si queréis, llamadlos buñuelos de bacalao... pero por aquí abajo es más habitual lo de "tortillitas". Se llame como se llame la idea es la misma: una masa a base de harina y agua, enriquecida con cebolla, ajo y perejil, con algún elemento que le dé nobleza (hoy bacalao, pero... la imaginación al poder), y con alguna cosa más ;D) Me gusta utilizar migas de bacalao y desalarlas (ya sabéis, 48 horas dentro de la nevera y en agua, cambiándola al menos tres veces), y picarlas (suelo usar el artilugio ese tan útil que viene con la batidora, pero igualmente se puede hacer a cuchillo) con la verdura y el perejil (¡mucho!!!!!) aunque sin insistir al picar, porque prefiero que queden trocitos de todo y encontrármelos luego ;D) ¿Cantidades? Ni idea, a ojo, pero a mí me gusta que haya aproximadamente la misma cantidad de bacalao que del resto (cebolla+ajo+perejil), aunque esto es una manía mía muy personal y, seguro, muy poco ortodoxa. Quizá deba haber más bacalao, pero... a mí me gusta así. A esa mezcla no le añado sal (por muy bien que se haya desalado el bacalao... nunca se sabe, y además siempre hay tiempo de rectificar luego) pero sí un golpe de preparado para paella (en vez de colorante alimentario sin más, al menos este tiene algo más de azafrán) o, mejor, cúrcuma. En ambos casos, lo añado por aquello del color amarillo tan agradable... Queda esto:


Luego añado harina y líquidos. ¿Que cuánta harina? Pues depende... desde luego mejor mientras más "condumio" haya en la masa, pero lo bueno de esta receta es que se puede alargar si a última hora hay comensales inesperados (¿a que a todos os pasado alguna vez?), porque añadiendo algo más de harina y líquido obtenemos algunas tortillitas más sin perder demasiado sabor. En cuanto a los líquidos, yo no uso huevo (ni tampoco ningún impulsor, como bicarbonato o levadura química, tipo Royal), prefiero añadirle un golpe de cerveza, y agua hasta lograr la consistencia que se quiera. Si lo que buscáis son buñuelos más enteros y redondos usad menos líquido, si preferís tortillitas más planas, pues más líquido. Jugad con la combinación que más os guste o que mejor os venga. Probad por si hiciera falta añadir sal, y listo.


Me gusta dejar esta masa reposando un rato y luego freírla a cucharadas en aceite de oliva bien caliente; antes suelo aromatizarlo con un ajo espachurrado con su piel. Ya sabéis que en este tipo de frituras la primera suele salir mal, pero luego... Cucharada a cucharada vais a obtener una auténtica fiesta de tortillitas deliciosas. Y a ser posible olvidaos del tenedor, ponedlas en un plato o una fuente al centro y que el personal las coja con los dedos... nada como comer con las manos :D

domingo, 28 de diciembre de 2014

Empanada de salmón, puerro y crema de queso

Esta empanada está inspirada en una receta de Luz del blog Con Delantal, y ha sido todo un descubrimiento. Es muy sencilla de preparar y el resultado es delicioso, de manera que es una opción perfecta para estos días de tanta fiesta y tanto trajín. ¿Que tenéis que llevar algo sencillo y resultón a alguna cena o comida con mucha gente? Pues animaos a hacer esta empanada, porque os aseguro que vais a dejar al personal con la boca abierta. Bueno, mejor dicho  con la boca abierta y cerrada, porque no no van a dejar de masticar ... ;)

El primer paso es sofreír suavemente puerro cortado en juliana; a mí me gusta hacer este paso en el microondas (queda muy muy blandito, que es lo que vamos buscando) en una mezcla de aceite de oliva y mantequilla, con un poco de sal y de pimienta negra recién molida. CUIDADO: en este paso añadid solo un puntito de sal y no echéis más el resto de la receta, pensad que el resto de los ingredientes ya llevan su correspondiente sal... OJO. Por otro lado, ya sabéis cómo van los sofritos en el microondas: a base de golpes de 3-4 minutos, mirando cómo está y removiendo.



Cuando el puerro esté suave y cremosito retirad con un colador el exceso de grasa y, fuera del fuego, mezcladlo con salmón ahumado cortado en trozos irregulares y con queso crema de untar. También me gusta añadirle un poco de eneldo picado, pero hoy no tenía... Debe quedaros una masa jugosa y pastosa con cierta consistencia. No doy cantidades, primero porque ya sabéis que no es lo mio, y segundo porque depende del tamaño del hojaldre y de cómo os gusten las empanadas (muy finas o bien con mucho relleno). La que veis en las fotos está hecha con hojaldre del Lidl (magnífico, con diferencia el mejor de los que he probado hasta ahora) que no ocupa toda la superficie de la bandeja del horno (más o menos 3/4 partes), y lleva un puerro hermoso, una bandeja mediana de salmón y una tarrina de queso en crema. Pero ya os digo que va en gustos...




Sólo queda extender esta mezcla (ojo, fría) sobre una placa de hojaldre, cubrirla con otra, cerrar bien todos los bordes, pinchar la superficie y pintarla con un huevo batido. Meted la empanada en el horno, previamente precalentado a 200º y, cuando esté dentro, bajadlo a 180º. ¿Tiempo? Como siempre depende de cada horno, pero normalmente la empanada está hecha (doradita, preciosa) en 20-30 minutos.





La última vez que he hecho esta empanada ha sido en Nochebuena y mi padre se zampó directamente casi la mitad; los demás nos repartimos el resto como buenamente pudimos... En Fin de Año volveré a juntarme con mucha familia, como siempre en torno a una mesa bien surtida, y me parece que lo que voy a llevar es esta empanada, pero esta vez con eneldo, que le da un punto muy bueno. Aprovecho la entrada para desearos a todos una buena salida y entrada de año y un magnífico 2015!!!!!!

lunes, 11 de noviembre de 2013

Croquetas de espinacas y gambas

Los que seguís este blog sabéis más que de sobra que tengo debilidad por las croquetas. Os he contado muchas veces cómo las hago y cómo las congelo, así que no me voy a repetir: en el menú lateral tenéis un link que os permite acceder a todas las entradas ordenadas por etiquetas y "croquetas" es una de ellas, curiosead por ahí :) Este post no tiene nada especialmente nuevo respecto a las otras entradas que ya he subido, excepto "el condumio" de estas croquetas, dos de mis debilidades: las espinacas y las gambas. De las primeras, para este tipo de cosas suelo usar las que venden en porciones pequeñas congeladas en casi cualquier supermercado, que dan un muy buen avío para esto; para preparaciones más nobles desde luego recomiendo utilizar las frescas, dónde va a parar. Las segundas sí que las uso frescas siempre: las congeladas me saben a plástico y, como tengo la suerte de tener a la mano mercados tan buenos como el del Carmen o el de San Sebastián, donde venden gambas arroceras a (muy) buen precio, pues... 


Estas croquetas las hago siguiendo el mismo procedimiento de siempre (ved otros post, agrupados donde os acabo de explicar), con la salvedad de que en este caso añado más ajo que de costumbre, al fin y al cabo se lleva de mil amores tanto con las espinacas como con las gambas. Tengo pendiente con mi amiga Cristina (fiel y activa seguidora del blog, de la que ya os he hablado en otra ocasión) y su familia un fin de semana en su magnífica casa en El Algarve, guisoteando mucho, aprendiendo mutuamente, y haciendo entre otras cosas muuuuchas croquetas. A ver si no pasa mucho más tiempo y lo organizamos!!!!!

lunes, 28 de octubre de 2013

Puding de atún y palitos de cangrejo para #RecetasSolidariasParaNavidad

Ando muy liada y tengo mi blog y los vuestros muy abandonados, pero no quería dejar pasar más tiempo sin colaborar, humildemente, en la magnífica iniciativa de Helena del Valle: crear un espacio donde aportar ideas de recetas vistosas y sabrosonas pero económicas, pensando en las Navidades y lo mal que andan los bolsillos de mucha (muchísima) gente. La verdad es que el personal no solo está participando mucho sino que también se lo está currando una barbaridad, y hay ya una recopilación de recetas la mar de interesantes. Si nos olvidamos de los clásicos (marisco, pavo, besugo...) lo cierto es que el recetario que está surgiendo de la iniciativa de Helena (y de la implicación y la generosidad de todos los blogueros) permite afrontar las Navidades con platos magníficos y económicos. ¡Gracias Helena! Seguro que en más de una casa van a pasarlo un poco menos mal en las fechas que se avecinan, y gracias fundamentalmente a ti. Mis trianeros preferidos no solo están colaborando desde el principio con esta iniciativa, sino que han creado un blog ordenando y ofreciendo todas las aportaciones, ¡gracias Rocío y José Manuel! 

Os propongo un puding muy sencillo y rápido de hacer y, por supuesto, económico. Basta con mezclar en la batidora (pero no mucho, para que queden trocitos reconocibles) 1/2 bote de leche evaporada (unos 200 grs, aproximadamente), dos huevos, una lata escurrida de atún en aceite, diez palitos (de los pequeños) de cangrejo (vamos, surimi), dos rebanadas de pan de molde sin la corteza (yo he usado pan integral), dos cucharadas colmadas de tomate frito, sal gorda y pimienta negra recién molida. Si sois muchos pues nada, a multiplicar los ingredientes por dos o por tres :) Se pasa la mezcla a un molde engrasado apto para microondas y se mete en el idem, pero no a máxima potencia (yo lo he puesto al 80%) que, como sabéis, es la manera de sustituir más rápida y cómodamente el baño de María. Dar tiempos siempre es arriesgado, pero en mi puding con estas cantidades ha salido la aguja de hacer pinchitos seca y limpia a los 12 minutos. Si preferís el baño de María clásico pues... hasta que esté, pero los 40-45 minutos no se los quita nadie. Y a la factura de la luz tampoco, claro :) Que la cosa va de economizar.

La manera vistosa de presentar este puding es en frío, sobre una base de lechuga en juliana, napado con una mayonesa ligera, y adornado con palitos de surimi o con pimientos morrones. O con lo que os dé la gana, claro (aceitunas, alcaparras, pepinillos...). Pero también queda muy rico templado, con un buen tomate frito en una salsera para acompañarlo. Como ando como ando en la foto os lo presento tal cual, a pelo, sin adornos, para que veáis cómo queda. Animaos a hacerlo, y a variar esta receta base a vuestro gusto. Y a contarlo, claro :)

sábado, 21 de septiembre de 2013

Ensalada Coban con atún

Como (imagino) que muchos de vosotros, en mi ordenador tengo una carpeta en la que guardo muchísimas entradas de los muchísimos blogs que sigo: son recetas que me encantan y me dejan pillada, y quiero hacerlas en algún momento sí-o-sí :) Luego me pueden las prisas y el follón de todos los días, y esa carpeta de recetas "por hacer" va creciendo más y más, sin que yo encuentre tiempo y calma para prepararlas, disfrutarlas y, a veces, contar por aquí cómo me ha ido... Seguro que también os pasa ¿a que sí?

Cuando leí el post de la ensalada Coban en el blog Entre Cables y Sartenes hice exactamente eso, guardar la entrada en mi (enorrrrrme) carpeta de recetas "por hacer", porque me pareció una ensalada la mar de interesante. En esta ocasión, y ya que la base de esta delicia son tomates crudos, me propuse no dejar pasar mucho tiempo y probar la receta ahora que todavía hay tomates en condiciones para hacer ensaladas. Y eso he hecho, modificando, como casi siempre, algún detalle de la receta original. El resultado ha sido estupendo, así que quiero compartir con vosotros esta variante de la variante que Entre Cables y Sartenes ha hecho de la ensalada que se zamparon en Alemania por sorpresa y sin comerlo ni beberlo (es un decir ;D).

La cosa es tan complicada como cortar en dados, más o menos del mismo tamaño (por aquello de...) tomates, cebolla o cebolleta y pepino; añadir queso feta (suele venir en dados, si no troceadlo como los otros ingredientes) y aceitunas, una lata de un buen atún en aceite (esto es cosa mía, es que se me apeteció), y aliñar el asunto con orégano, un buen aceite de oliva, un buen vinagre, y sal gorda. Listo! El resultado es una ensalada contundente, sabrosa y muy fresca, que puede funcionar muy bien como un entrante a compartir cuando viene gente a casa, o como un segundo plato (al fin y al cabo lleva pescado y verdura variada). Eso sí, los tomates tienen que ser buenos y de temporada, me temo que no volveré a tomarme esta maravilla hasta dentro de varios meses... :/

sábado, 17 de agosto de 2013

Lomos de lubina al horno

Sí, ya lo sé. El pescado congelado es fácil de encontrar y razonablemente económico. Pero para los que tenemos la suerte de vivir cerca del mar y/o tener buenos mercados cerca.... es que no hay color!!! A darse un paseo por el mercado (por supuesto carro en mano, si no, no tiene la misma poesía el asunto), a ver qué hay y, en función de lo que sea, a comprar género bueno, bonito y barato :) Y los que vivís lejos del mar pero contáis con buenos mercados... por favor, id allí, daos un garbeo, pasead, hablad con los profesionales... Seguro que al final encontráis algo infinitamente mejor que en las grandes superficies :)

Ayer, buitreando por el Mercado del Carmen, me topé con unas magníficas lubinas de guarnición. Como es lógico a veces hay y a veces no y, cuando las hay, no siempre están a buen de precio. Pero ayer había y eran de las buenas y con buen tamaño, así que me lancé en plancha, parlamenté con el pescadero, le conté mi vida, él me contó la suya y... me las dejó por 3€ la pieza. Le pedí que me las abriera y me sacara los lomos (osea, 1'5€ lomo), parte los congelé y, los que no, los hice al horno, sobre una base de papas y zanahorias (previamente cocinas) y loncheadas, con un hilo de aceite de oliva virgen extra y un pelín de sal. Después de un golpe de 5 minutos al horno (200º) salió lo que veis en la foto. Si lo pudiéramos sumar todo (las verduras, el hilo de aceite, el horno...) lo que quedó fue un excelente segundo plato por mucho menos de 2€ por cabeza*. Y además sano. Y además rico. Y además... dándole cuartel a los comerciantes y los productos locales. Qué sí, que el pescado congelado del hiper es más cómodo pero... en fin ;)

*Últimamente me ha dado por contabilizar lo que me cuesta cada plato, en parte a raíz de la interesantísima iniciativa de Anna Mayer y Jorge Guitián que podéis seguir en https://www.facebook.com/5EurosAlDia. Da que pensar... como todo lo que hacen/escriben estos dos ;)
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