Sigo (afortunadamente) con mucho trabajo pero teniendo que comer fuera de casa muchos más días de los que me gustaría :S Qué mal lo llevo... Como dice mi amiga Reyes, todo yin tiene su yan :) Así que cuando puedo darme el (¿lujo?) de comer en mi casa, sabiendo lo que me meto entre pecho y espalda, intento alimentarme con algo de sentido común. Lo bueno de la receta que os traigo hoy es que de una vez se puede hacer para varias veces y luego, con nuestro magnífico amigo el microondas, recalientas el asunto y tienes un plato sano y en condiciones para varias días. Aunque sea a la hora de cenar, y con un almuerzo cuanto menos sospechoso en la calle...
El arroz integral ya se puede encontrar en casi cualquier supermercado, y es sanísimo y muy recomendable. Lo malo es que, a pelo, tarda muchísimo en cocer, pero si lo enjuagáis bien y lo dejáis en remojo al menos una hora para que se hidrate (como os he contado aquí) su preparación es más llevadera. Pero aviso que engancha: cuando empiezas a jugar con él ya no te gusta el arroz blanco común, más barato y fácil de hacer... Lo dicho, todo yin tiene su yan :D
Para este salteado he enjuagado e hidratado el arroz integral durante más o menos una hora, luego lo he escurrido, y lo he cocido en muuuuucha agua con sal, algo de perejil fresco, y un par de cucharadas de cúrcuma (en parte por el color que deja, y en parte por las muchísimas propiedades que tiene). Cuando el arroz estaba un poco antes del dente lo he apartado, lo he colado para eliminar toooooda el agua que sobraba, y lo enfriado para cortar la cocción. La otra posibilidad es cocerlo en el agua justa (doble de volumen después de hidratarlo) pero queda más apelmazado y compacto por el almidón y la fibra, ideal para una guarnición (sobre todo si tiene mucho ajo y verduritas) pero no tanto para saltearlo, porque para esto nos interesa más suelto.
Mientras se hacía el arroz he atracado la nevera y he troceado en burunoise muchas (no todas) de las verduras que he encontrado: ajo, cebolla, zanahoria, pimiento verde y rojo, y unos champiñones. También unas estupendas hojas de espinaca fresca, que no merecía la pena trocear porque vienen muy pequeñas y, al cocinarlas, se quedan en nada. He puesto todas estas verduras a hierro en un wok, primero las más duras y, luego, las que tienen menos cochura (el ajo, los champis y las espinacas) a fuego muy fuerte. Sólo he añadido un pelín de pimienta negra recién molida y un golpe de sal gorda. Como todas las cocciones en wok, la idea es jugar con un "fuego" bastante fuerte y mucho meneo de cuchara, para que la verdura se medio-haga rápido y quede al dente.
Luego he añadido el arroz muy bien escurrido, un par de meneos más y, ya fuera del calor, he rematado con un buen chorreón de salsa de soja. No me preguntéis porqué, pero este detalle es importante: si echáis la salsa de soja "al fuego" en vuestras preparaciones el sabor que queda es completamente distinto, se medio-arrebata, no queda igual de bien. Lo suyo es añadirla al final y con lo que sea caliente pero fuera de la fuente de calor. ¿Por qué? Ni idea... pero os aseguro que es así.
El resultado es un arroz muy sabroso y de inspiración medio-oriental, salteado sobre muchas verduras. Riquísimo, o al menos a mí me lo parece. Ya me contaréis (espero).
Sano, colorido y delicioso, Susana! Un beso.
ResponderEliminarEl color es magnífico y el toque de la cúrcuma tienes que ser la mar de diferente. Nunca se me hubiera ocurrido utilizarla de esa forma! Me encanta Susana
ResponderEliminarNo tengo costumbre de utilizar el arroz integral y no es por falta de ganas, ya que estos productos me encantan, pero con el poco seguimiento que tengo en casa para ellos, me temo que me lo tendría que comer sola. La idea de hacer las verduras en el wok me gusta, ni muy pochadas, ni crudas y para un arroz normal también van muy bien. Le pondré ese chorreón de soja y y está.
ResponderEliminarUn beso.
A mí me encanta comer... Dentro y fuera de casa! El arroz parece brutal! Seguiré tus consejos para prepararlo!
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