No estoy muy segura de si esta ensalada es griega-griega, igual es un invento que nos hemos montado por aquí y si un griego/a lo ve se echa las manos a la cabeza. Pero está claramente inspirada en la estupenda gastronomía de nuestros vecinos helenos y, sobre todo, está riquísima. Sólo tiene dos complicaciones (por llamarlas de alguna manera): 1) los tomates TIENEN que ser buenos y de temporada, así que la mayor parte del año no tiene sentido hacerla; y 2) hay que tener queso feta que, al fin y al cabo, ya se encuentra en casi cualquier supermercado. El resto del asunto es tan complicado como sigue: picar, mezclar y aliñar tomate (lo dicho, bueno y en temporada), pimiento verde, cebolleta, pepino, queso feta y aceitunas negras; y aderezar el asunto con AOVE, vinagre, sal gorda y (yo creo que indispensable) un BUEN orégano seco (a las malas tirad de botecito de supermercado, pero yo ya me he acostumbrado al que consigo en la sierra de Huelva y no quiero otra cosa...).
Como todas las ensaladas que no llevan lechuga ni similares, esta está mejor no recién hecha sino pasado un buen rato y, desde luego, no recién sacada de la nevera sino atemperada. Si la queréis complementar con más metralla admite bien las alcaparras, los pepinillos en vinagre y, claro, un buen atún en conserva. Pero os aseguro que "solo" como os la he contado es un plato delicioso y muy completo, ideal para los calores que estamos soportando. Un buen tazón (o dos) de gazpacho y... ¿quién dijo miedo?????
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