Escalivada

En Huelva hay un restaurante muy recomendable (El Azabache) donde, entre otras muchas exquisiteces, ponen la escalivada más buena del mundo. Ellos la hacen tal cual os la cuento aquí, pero la ennoblecen colocando encima lascas de un magnífico jamón serrano al que le dan un ligero (ligerísimo) golpe de horno, de manera que el jamón se queda aún semi-crudo pero entero y delicioso y suelta (ahí está la gracia) un poco de su sabrosa grasita sobre la escalivada... Cuando te comes eso te sientes muuuuy feliz y sales de allí siendo mejor persona. Si venís por Huelva no dejéis de acercaros por este restaurante (c/Vázquez López, 22), en mi humilde opinión, el mejor de esta ciudad. No salgáis de allí sin probar la escalivada pero también las albóndigas de merluza y gambas, y las coquinas a la plancha, y los champiñones rellenos al horno, y los tacos de pescado (s/m) a la placha, y... 

Yo hago la escalivada de una manera más básica, porque si tengo en casa un buen jamón prefiero zampármelo directamente, ni escalivada ni nada por el estilo ;D Pongo un par de láminas de papel sulfurizado en la bandeja del horno y coloco allí unos buenos pimientos rojos bien gorditos y una berenjena también hermosa, que pincho por varios sitios. Lo rocío todo con un hilo de aceite de oliva y lo meto en el horno, precalentado a 180º, durante 40-45 minutos. A mitad de la cocción me gusta sacar la bandeja y darle la vuelta a los pimientos y la berenjena, y también me gusta, cuando ya se han asado, dejarlos reposar dentro del horno pero con éste apagado hasta que se enfrían un poco (10-15 minutos). Quedan como veis en la foto de la derecha.  Entonces los pongo a sudar, es decir, aún tibios pero enfriándose despacio dentro de un recipiente tapado (o en algo cubierto con papel film) para que se conserve parte del calor; este paso es en mi opinión fundamental para retirar la piel fácil y cómodamente a los pimientos y, así, pelarlos mejor.

Sólo queda pelar y trocear las verduras asadas, incorporarles cebolleta (mejor que cebolla, pero si no tenéis usad esta última que tampoco pasa nada) picada fina, y aliñar al modo tradicional: aceite de oliva virgen, un buen vinagre (para esta receta me gusta el de jérez o bien el de módena, según me dé) y sal gorda. La escalivada es un acompañamiento perfecto para otras cosas, especialmente unos buenos (y gorditos) filetes de atún hechos vuelta-y-vuelta en una plancha bien caliente, o lo mismo con cerdo o pechuga de pollo, que sé que no es muy popular pero que a mí me encanta. Aunque la escalivada también está estupenda ella sola, no necesita nada más.