El otro día andaba brujuleando por el Mercado de San Sebastián para acopiarme de fruta y verdura para toda la semana. Iba con una idea más o menos fija de las cosas que quería llevarme pero, y como suele ser habitual cuando voy "a la plaza" tranquila, bien acompañada, con predisposición traviesa y con calma para regodearme en lo que se me pone por delante, al final acabé comprando muchas delicias que se me antojaron allí mismo, sobre la marcha; es difícil no caer en la tentación cuando ves tanta maravilla. Cada vez lo tengo más claro: ¡al mercado!!!!!!
Una de las cosas que no andaban en mi cabeza pero que cayeron fue un magnífico racimo (manojo decimos por aquí) de acelgas frescas, verdísimas, prietas, aún con algo de tierra de lo frescas que estaban, con estos tallos o troncos tan bonitos... ¿Qué podía hacer? Pues comprarlas :) No tenía mucho sentido resistirse sabiendo la montaña de propiedades que tienen las acelgas, para tomar conciencia de eso y, en general, de lo que nos metemos entre pecho y espalda cada vez que comemos verdura echadle un vistazo al más que recomendable blog Cocina con salud de Arham. Y como se me antojó guisotear los troncos como lo hacía mi Tata Curra y lo sigue haciendo mi madre, esparragaos, con un huevo solo ligeramente cuajado encima, pues.... Aquí tenéis la receta: además de deliciosa es sana y económica, a ver quién se resiste.
Una de las cosas que no andaban en mi cabeza pero que cayeron fue un magnífico racimo (manojo decimos por aquí) de acelgas frescas, verdísimas, prietas, aún con algo de tierra de lo frescas que estaban, con estos tallos o troncos tan bonitos... ¿Qué podía hacer? Pues comprarlas :) No tenía mucho sentido resistirse sabiendo la montaña de propiedades que tienen las acelgas, para tomar conciencia de eso y, en general, de lo que nos metemos entre pecho y espalda cada vez que comemos verdura echadle un vistazo al más que recomendable blog Cocina con salud de Arham. Y como se me antojó guisotear los troncos como lo hacía mi Tata Curra y lo sigue haciendo mi madre, esparragaos, con un huevo solo ligeramente cuajado encima, pues.... Aquí tenéis la receta: además de deliciosa es sana y económica, a ver quién se resiste.
Si las acelgas son buenas y están frescas (aquí tenéis las mías dentro de mi fregadero) hay que lavarlas a conciencia, una por una, porque (buena señal) suelen traer tierra; luego hay que separar las hojas de los troncos y, tras quitarles a estos la parte inferior (suele ser muy dura y tener mucho barro), y los hilos externos a los que son más grandes, se trocean y cuecen al vapor (a mí me encanta la verdura hecha así, pero también quedan bien hervidos en agua) hasta que al pincharlos estén aún enteros pero ya tiernos.
Como os podréis imaginar las hojas de acelga no se tiran, yo las trocedo groseramente y las cuezo (no suelen caber en la cesta para el vapor, aunque luego se quedan en nada), reservando el agua para el guisoteo del esparragao. Luego me las zampo de muchas maneras distintas, como más me gustan es simplemente refritas con unos ajitos, sal y comino... ¡de muerte lenta! Y ya ni hablamos de un revuelto con gambas, o guisadas con unos garbanzos, o en tortilla, o...
Pero dejemos a las acelgas y sigamos con los troncos. Una vez reblandecidos al vapor pero aún enteritos y con cuerpo, se prepara el esparragao como ya os he contado en la receta de las espinacas con garbanzos: necesitamos tener y tratar con esmero ajo, pan frito, vinagre, comino, sal gorda, pimentón de la Vera, laurel y agua, en esta ocasión la de haber cocido las acelgas. Con el aceite de oliva para todo este asunto conviene ser generosos, porque definitivamente el resultado es otro; este guiso, y las espinacas cocinadas así, quedan mejor con "un punto de más" de aceite. Pensad que el de oliva es una grasa sana y la mar de recomendable. Otro punto importante es usar el comino en grano en vez de molido, nada que ver, vamos. Hay una diferencia importante con la receta de las espinacas a la que me acabo de referir antes: aquí queremos bastante líquido porque, aunque los troncos se han puesto blanditos al vapor, conviene que cuezan un rato (10-15 minutos) en el asunto; además, lo suyo es que finalmente queden más bien líquidos, con una salsita espesa, en la que recomiendo cuajar un huevo por cabeza (me gusta en cazuelas individuales, para que cada uno haga lo que quiera) pero solo ligeramente, que se queden aún semi-líquidos, y al meter los cubiertos la yema se mezcle con el caldito y... ay.... Pero por si esto lo lee algún vegano o bien alquien a quien lo del huevo no le convenza, aquí tenéis el aspecto de esta delicia tal cual, sin nada más.
Este guiso es de los que me lleva a mi infancia. Y me hace mojar pan, sin compasión, a dos manos.... Espero que os guste :)
Ains madre con lo que me gusta a mi las acelgas, que ricassss
ResponderEliminarGenial!! Una receta tradicional como a mi me gusta!! Es un privilegio poder ver la receta paso a paso, me gusta mucho, felicidades!!
ResponderEliminarSaludos
¡Vaya guiso más espectacular!. Y sí, el huevo si convence :)
ResponderEliminarY vaya materia prima!!, algún día le voy a sacar una foto a las que tengo que comprar aquí en el super... bueno, mejor no, que me da vergüenza... jajajajaja
Nunca los preparamos asi...desde luego que a mi madre que est en casa ahora..seguro le encantan...me los anoto...
ResponderEliminarBesos
Una receta estupenda, me tomo nota
ResponderEliminarbesos
Teníamos Esp.y yo un poco olvidadas las acelgas, y después de leer esta receta, vamos a ponernos al día.
ResponderEliminarPero yo no les pongo laurel.
Un beso.
ACZ
Uy...pues esto nunca lo había visto! se ve un guiso rico!
ResponderEliminarUn beso!
Que buen guiso, si es que es lo que apetece con el frio que hace!
ResponderEliminarVaya si me gusta, una delicia:):)
ResponderEliminarQué buenas son las recetas "esparragás", Susana! Yo suelo hacerla con espárragos. Un besazo!
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